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Conversar, ayudarse en los problemas, salir y hasta hacerse confesiones íntimas, sin que medie nada más que amistad. No son pocos los descreídos, los que juran que esto es sencillamente imposible entre un hombre y una mujer, porque la atracción sexual siempre estará presente. Pero investigaciones recientes están comprobando no sólo que es posible, sino que la desconfianza hacia una relación de este tipo no es más que un mito que nació en los tiempos en que la mujer ocupaba un rol marginal dentro de la sociedad.
Algunos estudios realizados en la década de los 70, por ejemplo, encontraron que casi ninguna de las personas que componían las muestras declaraba tener amistades muy cercanas con alguien del sexo opuesto. En los 80, sin embargo, esa cifra había cambiado notoriamente y ya era de 2,7 amigos del sexo opuesto por persona en promedio. Al comenzar el siglo XXI, este número se convirtió en 3,5 amigos.
Donald O'Meara es doctor de la Facultad de Sicología de la Universidad de Cincinnati y ha investigado largamente este tema. En su opinión, el hecho de que hoy hombres y mujeres trabajen casi a la par y que compartan espacios como los deportes o los negocios ha hecho que las amistades entre hombres y mujeres sean exitosas. Porque, según O'Meara, para que una amistad prospere lo primero es verse uno al otro como iguales y eso es lo que ahora está ocurriendo.
Decisivo en este sentido es la convivencia que cada persona haya tenido en su vida con personas del sexo opuesto. Víctor Carvajal, sicólogo de parejas del Instituto de Neurocirugía, opina que la familia y el colegio afectan en la manera en que se ve al otro: "Si uno fue criado en un ambiente muy machista costará más ponerse en el lugar del otro, verlo como igual, entender y compartir sus gustos". Michael Monsour, autor del libro Women and Men As Friends: Relationships Across the Life Span in the 21st Century, apoya esta idea ejemplificando con los niños y niñas en etapa escolar: cuando son pequeños, sólo se relacionan con personas de su mismo sexo y luego, en la pubertad, comienzan a pololear. Es decir, no alcanzan a conocerse como iguales. Según el autor, la gente que tiene muchos amigos del sexo opuesto cuando es pequeña, está mejor preparada para formar amistades profundas y saludables con gente del otro sexo.
DESAFIOS INNEGABLES
Sin embargo, para que una amistad entre un hombre y una mujer prospere, tiene que superar desafíos indiscutibles. Porque, como explica el académico de la Universidad Alberto Hurtado, Alex Kalawski, para que se inicie una amistad es necesario que exista cierta atracción. Un estudio publicado en el Journal of Social and Personal Relationships, donde la doctora Linda Sapadin entrevistó a 150 hombres y mujeres profesionales, comprobó que al 30% de hombres y mujeres lo que más le desagrada de una amistad es que haya tensión sexual de por medio.
Pero para no cruzar la línea, lo mejor -dicen los especialistas- es conversarlo. Así, abiertamente. "En una amistad de verdad, la situación se puede transparentar", afirma Marta Soto, sicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello. Kalawski asegura que las mujeres son las que más tienden a platonizar las relaciones, incluida la amistad: "Muchas mujeres caen en la idealización del otro, adhieren más a este fanatismo por las relaciones definidas como imposibles", dice.
Pero ellas también son las preferidas a la hora de iniciar una amistad. Un estudio de la Florida International University reveló que 60% de las mujeres y el 66% de los hombres se sienten más cómodos con una mujer como amiga.
LA INCREDULIDAD
Claro que el escepticismo de la gente que insiste en preguntar: "¿Y realmente son sólo amigos?" es uno de los factores con los que hay que lidiar cuando existe una amistad verdadera entre un hombre y una mujer. Sin embargo, las dudas pueden tener algo de verdad y eso depende, en gran parte, del tipo de comunicación que demuestren tener los amigos, dicen los especialistas.
Algunos estudios realizados en la década de los 70, por ejemplo, encontraron que casi ninguna de las personas que componían las muestras declaraba tener amistades muy cercanas con alguien del sexo opuesto. En los 80, sin embargo, esa cifra había cambiado notoriamente y ya era de 2,7 amigos del sexo opuesto por persona en promedio. Al comenzar el siglo XXI, este número se convirtió en 3,5 amigos.
Donald O'Meara es doctor de la Facultad de Sicología de la Universidad de Cincinnati y ha investigado largamente este tema. En su opinión, el hecho de que hoy hombres y mujeres trabajen casi a la par y que compartan espacios como los deportes o los negocios ha hecho que las amistades entre hombres y mujeres sean exitosas. Porque, según O'Meara, para que una amistad prospere lo primero es verse uno al otro como iguales y eso es lo que ahora está ocurriendo.
Decisivo en este sentido es la convivencia que cada persona haya tenido en su vida con personas del sexo opuesto. Víctor Carvajal, sicólogo de parejas del Instituto de Neurocirugía, opina que la familia y el colegio afectan en la manera en que se ve al otro: "Si uno fue criado en un ambiente muy machista costará más ponerse en el lugar del otro, verlo como igual, entender y compartir sus gustos". Michael Monsour, autor del libro Women and Men As Friends: Relationships Across the Life Span in the 21st Century, apoya esta idea ejemplificando con los niños y niñas en etapa escolar: cuando son pequeños, sólo se relacionan con personas de su mismo sexo y luego, en la pubertad, comienzan a pololear. Es decir, no alcanzan a conocerse como iguales. Según el autor, la gente que tiene muchos amigos del sexo opuesto cuando es pequeña, está mejor preparada para formar amistades profundas y saludables con gente del otro sexo.
DESAFIOS INNEGABLES
Sin embargo, para que una amistad entre un hombre y una mujer prospere, tiene que superar desafíos indiscutibles. Porque, como explica el académico de la Universidad Alberto Hurtado, Alex Kalawski, para que se inicie una amistad es necesario que exista cierta atracción. Un estudio publicado en el Journal of Social and Personal Relationships, donde la doctora Linda Sapadin entrevistó a 150 hombres y mujeres profesionales, comprobó que al 30% de hombres y mujeres lo que más le desagrada de una amistad es que haya tensión sexual de por medio.
Pero para no cruzar la línea, lo mejor -dicen los especialistas- es conversarlo. Así, abiertamente. "En una amistad de verdad, la situación se puede transparentar", afirma Marta Soto, sicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello. Kalawski asegura que las mujeres son las que más tienden a platonizar las relaciones, incluida la amistad: "Muchas mujeres caen en la idealización del otro, adhieren más a este fanatismo por las relaciones definidas como imposibles", dice.
Pero ellas también son las preferidas a la hora de iniciar una amistad. Un estudio de la Florida International University reveló que 60% de las mujeres y el 66% de los hombres se sienten más cómodos con una mujer como amiga.
LA INCREDULIDAD
Claro que el escepticismo de la gente que insiste en preguntar: "¿Y realmente son sólo amigos?" es uno de los factores con los que hay que lidiar cuando existe una amistad verdadera entre un hombre y una mujer. Sin embargo, las dudas pueden tener algo de verdad y eso depende, en gran parte, del tipo de comunicación que demuestren tener los amigos, dicen los especialistas.
