La caída del sueño kurdo: los peshmerga abandonan ciudades iraquíes


Kirkuk. - Hace tan solo tres semanas, los kurdos festejaban en las calles del norte de Irak. Los conductores hacían sonar las bocinas en la capital regional kurda, Erbil, y la gente bailaba en las aceras. Los kurdos celebraban que una amplia mayoría había votado en un referéndum por su separación de Irak. Parecía que por fin estaba cerca la independencia.



Irak ha invitado a British Petroleum a explotar los campos petrolíferos de Kirkuk.
Irak ha invitado a British Petroleum a explotar los campos petrolíferos de Kirkuk.
Sin embargo, ahora la alegría desenfrenada ha dejado paso al desencanto y la frustración. En lugar de acercarse a un país propio, los kurdos se vieron obligados el lunes y el martes a retirarse de numerosas ciudades que habían tomado tras enfrentarse a la milicia terrorista Estado Islámico (EI).
Más o menos sin resistencia fueron retirándose ante el avance de las unidades que había puesto en movimiento el Gobierno central iraquí. Bagdad quiere evitar por todos los medios la independencia kurda y recuperar el control de las zonas ocupadas por los kurdos pero que no forman parte de la región autónoma kurda, que son las que han sido recuperadas esta semana.
"Hemos retrocedido 100 años", denuncia un kurdo en Erbil que votó por la independencia en el referéndum de finales de septiembre. "Estamos totalmente derrotados, todo se ha acabado".
Muchos kurdos se sintieron reafirmados en su rechazo al Gobierno central por el avance de las unidades militares. La relación entre los kurdos y el Gobierno de Bagdad es uno de los capítulos más complicados de la historia iraquí antes de 2003. El ex líder Saddam Hussein reprimió a la minoría kurda en el país con medios brutales.
La campaña de ataques de Saddam, en la que se produjeron decenas de miles de víctimas en los años 80, o el ataque con gas venenoso a la ciudad de Halabja son capítulos que están grabados a fuego en la memoria colectiva de los kurdos. Todos esos ataques se produjeron con apoyo de los Estados Unidos.

Tras la invasión estadounidense de 2003, sin embargo, los kurdos vieron reconocida su autonomía en el nuevo estado iraquí.
Pero el anhelo independentista no nace solo de estos traumáticos capítulos de la historia. El presidente kurdo, Massud Barsani, también acusó al Gobierno central, de discriminar de forma autocrática a las minorías del país. Asimismo acusó a algunos miembros del Gobierno en Bagdad de tener la misma mentalidad que en la época de Saddam.

Barsani se arriesgó mucho al aliarse con los israelíes, hace más de veinte años. En Oriente Medio la mayoría de la gente no tiene contacto alguno con los israelíes, en Iraq por ejemplo-al igual que en Irán, Siria o Líbano-tener relaciones con israelíes es ilegal, además de ser impopular.
Barsani, de 71 años, quería crearse un legado con el polémico referéndum de independencia, pero parece que ahora lo ha perdido todo. Finalmente los kurdos tuvieron que abandonar territorios que no pretendían dejar nunca.
La pérdida de la provincia de Kirkuk es especialmente dolorosa para ellos. Los kurdos la consideran su región de origen y la reclaman para ellos, al igual que el Gobierno central. Cuando el Ejército iraquí se derrumbó por la llegada del EI en 2014, los peshmerga aprovecharon la situación y se adentraron en la región.
Kirkuk es rica en petróleo y eso sería lo que necesitaría un Estado kurdo para sobrevivir. En esta región se encuentran las dos mayores reservas del país. Los kurdos enviaban desde allí crudo a Turquía a través de un oleoducto, lo que suponía una importante fuente de financiación para los territorios autónomos kurdos, económicamente debilitados.
Ahora están decepcionados porque se sienten abandonados por el mundo. Los vecinos Turquía e Irán también quieren evitar a toda costa un Estado kurdo independiente porque no quieren que se convierta en un ejemplo para sus propias minorías kurdas.
Además, Estados Unidos, que en realidad es aliado de Barsani, advirtió al presidente antes del referéndum. Ahora los kurdos acusan a los estadounidenses de dejarles en la estacada por no haber impedido el avance del Ejército iraquí.
El presidente estadounidense, Donald Trump, explicó que no quería tomar partido en el asunto. Para Washington, la lucha contra el EI es la máxima prioridad y con ese fin apoya tanto al Ejército iraquí como a los peshmerga. Pese a las grandes pérdidas sufridas, los extremistas aún no han sido derrotados militarmente, ni siquiera después de que perdieran el martes su último bastión, la ciudad siria de Ar Raqqa.
Los yihadistas siguen controlando algunas zonas en el oeste de Irak y si la disputa entre los kurdos y el Gobierno central continúa escalando, la lucha contra el EI podría verse perjudicada. Pero sobre todo, el Estado iraquí, con el apoyo de Irán y Rusia, ha evitado el peligro de la división en varios estados, uno suní-el estado islámico o daesh-otro chií y otro kurdo.
Estados Unidos e Israel aspiraban a debilitar y, si fuera posible dividir a los estados árabes en estados más pequeños, para asegurar la hegemonía americano-israelí en la región. Con ese fin fueron creados el estado islámico o daesh y el resto de grupos armados y se apoyó a los kurdos en Irak y Siria.
Miércoles, 18 de Octubre 2017
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
           


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