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Política
"Hemos vuelto", señala a dpa uno de los empleados con cierto sarcasmo, haciendo alusión al título de la irreverente novela de Timur Vermes que relata en tono cómico las andanzas de un Adolf Hitler que se despierta en 2011 en una Alemania en la que no queda ni rastro del nazismo.
"Somos de derechas pero no somos fascistas", subraya.
Desde que saltó la noticia de que esta editorial de tintes xenófobos había alquilado un stand en el mayor escaparate literario del mundo, las alarmas se dispararon. Numerosas voces reclamaron a los organizadores que les negasen la asistencia al evento. Sin éxito.
"No se puede excluir a las editoriales, ni de derecha ni de izquierda. Nosotros no contemplamos la prohibición ni la censura. Debemos presentar la mejor narrativa para hacer frente a la narrativa envenenada", argumentó el director de la feria, Juergen Boos.
La libertad de opinión y de publicación rige para todo el mundo, alegó por su parte la Asociación de Libreros de Alemania.
Sin veto, pensaron, se evita además que esta empresa goce de mayor notoriedad y atención en el llamado "Mundial de los libros" en el que se dan cita más de 7.000 expositores de más de cien países.
La premisa, sin embargo, no se cumplió. El primer día de la feria, el foco apuntó de nuevo a este negocio de marcado carácter identitario que vende unos 80.000 ejemplares al año, principalmente en Alemania y Austria.
Los libros de su stand amanecieron rociados con café y un grupo de activistas pertrechados con pancartas secundó a pocos metros una manifestación para protestar por su presencia en la feria.
"Somos una editorial de derechas, conservadora, y hay gente que está en contra e intenta acabar con nuestros libros", declara a dpa el propietario de Antaios, Götz Kubitschek.
"La verdad es que no nos podemos quejar de la atención que estamos recibiendo", agregó.
En el año en que el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) se ha convertido en la tercera fuerza en el Parlamento germano, esta editorial con sede en un pequeños pueblo del este de Alemania desembarca en Fráncfort con un éxito editorial del que han vendido unos 50.000 copias.
"Cada año sacamos unos 15 títulos nuevos. Nuestro bestseller es "Finis Germania". Lo hemos vendido muy bien este año porque fue un escándalo (debido a su tendencia derechista se decidió retirarlo de la lista de libros más vendidos en Alemania generando un gran debate) y también traemos otro libro que se titula "Mit Linken leben" (Vivir con la gente de izquierdas) porque tenemos que vivir con esta gente", explica Kubitschek.
Este negocio, en el que trabajan ocho personas y colaboran hasta una treintena, también publica una revista en la que sus miembros no esconden su fascinación por algunas de las ideas del partido de izquierda español Podemos.
"Incluimos un pasaje sobre Podemos en nuestra última publicación porque nos gusta que, a diferencia de la izquierda de Alemania, Podemos no piensa en el individuo, sino en el bien común, en el bienestar de la sociedad. Son ideas que nos gustan y las asumimos y así la izquierda alemana, como no quiere defender lo mismo que nosotros, se aleja de esos postulados", explica uno de los trabajadores de Antaios, quien también confiesa su devoción por Ortega y Gasset.
Además de los libros y las publicaciones periódicas, el esqueleto de esta editorial lo sustenta una academia en la que cada año se dan cita decenas de jóvenes de entre 18 y 30 años que comulgan con ideas del nacionalismo identitario.
"Nosotros pensamos que antes de ayudar a la gente que viene de otros países, como países árabes, tenemos que ayudar a la gente de aquí, a los alemanes", declara el empleado.
"Somos fuertes en el este de Alemania. No en Berlín, ni en Hamburgo, pero sí en ciudades del este como Dresde", añade en referencia a la capital sajona, donde surgió el movimiento xenófobo Pegida, que hace dos años convocaba manifestaciones en las que de se daban cita "ciudadanos preocupados" por la islamización del Alemania.
Algunas de los obras que publican cuentan con traducciones al francés, al inglés, al italiano, al húngaro y al ruso. "En España por ahora no tenemos ningún socio", lamentan antes de recoger, al cierre de la jornada, todos los libros de su expositor.
"Hay que guardarlos con discreción porque nunca se sabe. No somos los únicos de la feria que guardan sus libros por la noche, también hay gente que roba", concluye el propietario de la editorial Antaios.
"Somos de derechas pero no somos fascistas", subraya.
Desde que saltó la noticia de que esta editorial de tintes xenófobos había alquilado un stand en el mayor escaparate literario del mundo, las alarmas se dispararon. Numerosas voces reclamaron a los organizadores que les negasen la asistencia al evento. Sin éxito.
"No se puede excluir a las editoriales, ni de derecha ni de izquierda. Nosotros no contemplamos la prohibición ni la censura. Debemos presentar la mejor narrativa para hacer frente a la narrativa envenenada", argumentó el director de la feria, Juergen Boos.
La libertad de opinión y de publicación rige para todo el mundo, alegó por su parte la Asociación de Libreros de Alemania.
Sin veto, pensaron, se evita además que esta empresa goce de mayor notoriedad y atención en el llamado "Mundial de los libros" en el que se dan cita más de 7.000 expositores de más de cien países.
La premisa, sin embargo, no se cumplió. El primer día de la feria, el foco apuntó de nuevo a este negocio de marcado carácter identitario que vende unos 80.000 ejemplares al año, principalmente en Alemania y Austria.
Los libros de su stand amanecieron rociados con café y un grupo de activistas pertrechados con pancartas secundó a pocos metros una manifestación para protestar por su presencia en la feria.
"Somos una editorial de derechas, conservadora, y hay gente que está en contra e intenta acabar con nuestros libros", declara a dpa el propietario de Antaios, Götz Kubitschek.
"La verdad es que no nos podemos quejar de la atención que estamos recibiendo", agregó.
En el año en que el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) se ha convertido en la tercera fuerza en el Parlamento germano, esta editorial con sede en un pequeños pueblo del este de Alemania desembarca en Fráncfort con un éxito editorial del que han vendido unos 50.000 copias.
"Cada año sacamos unos 15 títulos nuevos. Nuestro bestseller es "Finis Germania". Lo hemos vendido muy bien este año porque fue un escándalo (debido a su tendencia derechista se decidió retirarlo de la lista de libros más vendidos en Alemania generando un gran debate) y también traemos otro libro que se titula "Mit Linken leben" (Vivir con la gente de izquierdas) porque tenemos que vivir con esta gente", explica Kubitschek.
Este negocio, en el que trabajan ocho personas y colaboran hasta una treintena, también publica una revista en la que sus miembros no esconden su fascinación por algunas de las ideas del partido de izquierda español Podemos.
"Incluimos un pasaje sobre Podemos en nuestra última publicación porque nos gusta que, a diferencia de la izquierda de Alemania, Podemos no piensa en el individuo, sino en el bien común, en el bienestar de la sociedad. Son ideas que nos gustan y las asumimos y así la izquierda alemana, como no quiere defender lo mismo que nosotros, se aleja de esos postulados", explica uno de los trabajadores de Antaios, quien también confiesa su devoción por Ortega y Gasset.
Además de los libros y las publicaciones periódicas, el esqueleto de esta editorial lo sustenta una academia en la que cada año se dan cita decenas de jóvenes de entre 18 y 30 años que comulgan con ideas del nacionalismo identitario.
"Nosotros pensamos que antes de ayudar a la gente que viene de otros países, como países árabes, tenemos que ayudar a la gente de aquí, a los alemanes", declara el empleado.
"Somos fuertes en el este de Alemania. No en Berlín, ni en Hamburgo, pero sí en ciudades del este como Dresde", añade en referencia a la capital sajona, donde surgió el movimiento xenófobo Pegida, que hace dos años convocaba manifestaciones en las que de se daban cita "ciudadanos preocupados" por la islamización del Alemania.
Algunas de los obras que publican cuentan con traducciones al francés, al inglés, al italiano, al húngaro y al ruso. "En España por ahora no tenemos ningún socio", lamentan antes de recoger, al cierre de la jornada, todos los libros de su expositor.
"Hay que guardarlos con discreción porque nunca se sabe. No somos los únicos de la feria que guardan sus libros por la noche, también hay gente que roba", concluye el propietario de la editorial Antaios.
