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En un primer juicio por los mismos hechos, Mubarak fue condenado a cadena perpetua, pero la sentencia fue anulada por motivos técnicos y el proceso volvió a empezar.
Mubarak ya fue sentenciado en mayo pasado a tres años de cárcel por corrupción.
Según un balance oficial, 846 personas murieron y miles resultaron heridas durante la revuelta que echó a Mubarak del poder a principios de 2011.
El ex presidente, de 86 años, es juzgado junto a su ex ministro del Interior Habib al Adly y seis ex altos responsables de los servicios de seguridad.
Durante una audiencia el miércoles consagrada a la defensa, Mubarak tomó la palabra para explayarse sobre sus 30 años a la cabeza de Egipto y aseguró que "nunca ordenó el asesinato de manifestantes ni el derramamiento de sangre de egipcios".
"Se trata quizá de mi último discurso", agregó Mubarak, sentado en su silla de ruedas y vestido con el uniforme azul de los condenados. "Ahora que mi vida llega a su fin, doy gracias a dios por mi conciencia tranquila, y estoy satisfecho de haber pasado (mi vida) defendiendo Egipto".
Debido a problemas de salud, Mubarak se halla detenido en un hospital militar de El Cairo.
Sus dos hijos Alaa y Gamal comparecieron también a su lado, en el marco de otro juicio, por corrupción, cuyo veredicto será pronunciado también el 27 de septiembre.
