Valdez, la excelencia periodística víctima de la criminalidad en México


México, México. - Con casi 30 años de periodismo a sus espaldas, Javier Valdez, muerto a balazos este lunes, se dedicó a cubrir e investigar temas relacionados con el narcotráfico en Sinaloa, bastión del cártel del poderoso y sangunario capo Joaquín "El Chapo" Guzmán.



Javier Valdez
Javier Valdez

"Ser periodista es como formar parte de una lista negra. Ellos van a decidir, aunque tú tengas blindaje y escoltas, el día en que te van a matar", comentó este periodista colaborador de la AFP en una de las presentaciones de su último libro, "Narcoperiodismo, la prensa en medio del crimen y la denuncia".

Cuando la violencia se disparó a raíz de la militarización de la guerra contra las drogas, Valdez fundó junto a dos colegas la revista Ríodoce, donde escribía la columna Malayerba. 

Su publicación se abrió espacio en una región donde la autocensura por amenazas obstaculiza la libertad de expresión y logró establecerse como una referencia para explicar lo que ocurría.

"Lo cuestioné varias veces sobre si tenía miedo, me decía que sí, que era un ser humano. Le decía entonces que por qué arriesgaba su vida y el respondía: 'Es algo que me gusta, que alguien tiene que hacer, hay que luchar para cambiar las cosas'", comentó a la AFP vía telefónica Rafael Valdez, hermano de Javier.

Nacido hace 50 años en Culiacán, la capital de Sinaloa, Valdez se ganó el reconocimiento como maestro de periodistas en su región gracias a sus coberturas y a su extensa lista de libros.
 

Entre ellos destacan "Miss Narco", que cuenta cómo sobreviven las mujeres en la cultura del narcotráfico, y "Los Huérfanos del Narco", con desgarradores testimonios de niños que vieron morir a sus padres.

Escritor nocturno y de carácter fuerte, tenía un alto sentido del compromiso con el periodismo, al que consideraba ante todo "una labor social". 

"Está cabrón y cada vez se pone peor, pero alguien tiene que hacer la chamba (el trabajo)", comentaba hace poco en una conversación sobre la cotidianidad periodística. Tampoco dejaba pasar la menor oportunidad para reírse.

Con su familia hablaba poco de sus investigaciones. "Era muy reservado en cuestión de su trabajo, nunca comentaba nada para no inmiscuir a nadie", añadió Rafael.

 

- Reconocimiento -

 

En octubre de 2011, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) le otorgó el Premio Internacional de la Libertad de Prensa "por su valiente cobertura del narco y ponerle nombre y rostro a las víctimas". 

Ese mismo año también recibió junto a sus compañeros de Ríodoce el María Moors Cabot, que concede la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia (EEUU). 
 

"Mientras mejor haces periodismo y más te apasionas, te quedas más solo. Algún contacto tuyo, alguien que veía con simpatía tu trabajo, luego se verá perjudicado por un texto y se retira", aseguró Valdez en una entrevista con el diario La Jornada, medio para el cual también trabajaba, cuando presentó su último libro.  

Padre de familia, Valdez, de rostro ancho y sonriente, solía usar un sombrero Panamá.

Valdez se caracterizó por mantener siempre el buen humor, a pesar de estar sometido a coberturas de gran presión, y brindó permanentemente colaboración a sus colegas, recordaron sus compañeros este lunes.

Es el quinto periodista asesinado en 2017 en México, país considerado por la organización Reporteros sin fronteras como el tercero más letal del mundo, después de Siria y Afganistán. 

Lunes, 15 de Mayo 2017
AFP (Agencia France-Presse)
           


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