A un año de acción policial, Crackolandia sigue viva en Sao Paulo
AFP (Agencia France-Presse)
SAO PAULO. - Cientos de hombres y mujeres siguen matando las horas fumando crack en las céntricas calles de Sao Paulo, un año después de una operación policial que buscó recuperar de manos de drogadictos y traficantes esta decaída zona de la ciudad más rica de Brasil.
Consumidores de Crack.
"Soy Ema y vivo aquí hace miles de años. Fumo crack. ¿Que por qué llegué acá? Porque lo perdí todo", dice a la AFP una mujer que deambula descalza y con la ropa muy sucia.
La escena se repite día y noche en unas diez cuadras del centro de la ciudad en torno a la concurrida estación Luz, una área que el gobierno estatal quería recuperar pero que, tiempo después de esa operación, ha vuelto a ser hogar de cientos de consumidores de este devastador derivado de la cocaína.
"La situación sí ha mejorado", asegura en entrevista con la AFP la secretaria de Justicia del estado de Sao Paulo, Eloisa de Sousa.
"Muchos adictos fueron internados y traficantes han ido presos, pero el problema es grave, muy complejo", reconoce la responsable.
La operación de las autoridades para erradicar a los adictos se inició el 3 de enero del año pasado con unos 300 policías militares que ocuparon el área durante unos tres días.
Entonces, organismos de Derechos Humanos acusaron de "uso excesivo" de violencia e incluso acudieron a la ONU, pero la secretaria afirma que era una medida "necesaria" para que servicios de salud y asistencia social pudieran penetrar esa zona, donde ahora se aprecia más vigilancia policial.
Desde entonces hubo más de 1.300 internaciones contra la adicción -a veces de reincidentes- y más de 13.000 consultas en servicios de salud, señaló.
Antes de la intervención, "Crackolandia" albergaba más de un millar de drogadictos y ahora quedan entre 250 y 300, afirma De Sousa. Muchos recibieron atención, pero otros prefirieron migrar para drogarse en otras calles de la metrópoli sudamericana.
Una epidemia de crack
La operación en "Crackolandia" se llevó a cabo poco después de que el gobierno anunciara una inversión de 2.200 millones de dólares para enfrentar lo que llamó una "epidemia del crack".
Brasil, con 194 millones de habitantes, es considerado actualmente el primer consumidor mundial de esta droga con un millón de usuarios, según un reciente estudio de la Universidad Federal de Sao Paulo.
Expertos y críticos insisten en que no se ha hecho lo suficiente para enfrentar la situación, afirman que muchos drogadictos sólo se cambiaron de barrio y cuestionan la decisión del gobierno paulista de internar obligatoriamente a los usuarios adultos.
"Es un mecanismo peligroso y probablemente muy ineficiente", aseguró a la AFP Lucía Nader, directora de la ONG Conectas que participó del reclamo ante la ONU.
"¿Cómo serán tratadas esas personas, cómo serán escogidas para internarse? Tememos que sea un nuevo foco de discriminación", agregó.
El objetivo es crear "un sistema que facilita las eventuales y necesarias internaciones obligatorias y no voluntarias, porque hay personas que ya están en una situación extrema, con su vida en riesgo y el Estado tiene que intervenir", dijo por su parte De Sousa.
El nuevo procedimiento se aplicará a través de un acuerdo firmado este viernes entre dependencias estatales de justicia y la organización Orden de Abogados de Brasil.
"Hay una cuestión de salud pública y social extremadamente grave", reconoció el gobernador Geraldo Alckmin, al firmar el acuerdo.
La internación podrá ser solicitada por familiares de drogadictos o decidida por un equipo interdisciplinario. Esta medida ya se aplica en Rio de Janeiro con menores de edad.
"Pero esto no va a resolver el problema. Ayudará, pero no lo resolverá", reconoce De Sousa, afirmando que de momento hay 700 cupos disponibles en Sao Paulo para esas internaciones.
"El triunfo de la perdición"
Oscurece sobre la ciudad y en un callejón del centro muchos encienden sus pipas. Más allá se negocia el crack, prostitutas buscan clientes y otros tratan de conseguir unas monedas para comprar esta droga barata y adictiva.
"Viví en la calle tres años fumando crack", cuenta a la AFP Helio Vieira, que ahora recorre la zona como miembro de la misión evangélica Cristolandia que reparte comida y ropa limpia entre los adictos.
Misiones católicas también trabajan en esta región recogiendo de las calles a decenas de consumidores de crack cada semana.
"Esto no es sólo comida. La idea es que ellos, si quieren, puedan decidir si cambian de vida. La internación obligatoria no sirve, pero sí la fe", asegura Vieira.
En el día los alrededores de "Crackolandia", que existe hace unas dos décadas, son muy concurridos con comercio y miles de personas entrando y saliendo de la estación Luz. Pero de noche, se convierte en tierra de nadie.
El callejón donde se concentran los adictos tiene un nombre rimbombante: Calle del Triunfo.
"Esta es la calle del triunfo, del triunfo de la perdición", dice a la AFP una joven que pide un vaso de agua con una mano y asegura una pipa con la otra.