Actores y artistas españoles temen que la austeridad mate a la cultura
AFP (Agencia France-Presse)
MADRID. - Una viva preocupación sacude a Javier Bardem, Pedro Almodóvar, Marisa Paredes y muchos otros actores y artistas españoles: que la draconiana política de austeridad aplicada en España para hacer frente a la crisis acabe condenando al ya muy frágil mundo de la cultura.
Javier Bardem, en la manifestación en Madrid.
Escuelas y hospitales españoles sufren desde hace meses las políticas de rigor, pero la última oleada de ajustes, anunciada en julio para ahorrar 65.000 millones de euros, incluye una subida del IVA especialmente violenta para el teatro y el cine.
La cultura, que gozaba de un IVA reducido del 8%, lo verá dispararse a 21% en septiembre.
España "es un país que produce una gran cantidad de cultura, muy reconocida fuera de nuestras fronteras", afirmaba Bardem durante una manifestación en julio contra estas nuevas medidas de rigor. "Lo que están haciendo va a mermar realmente la industria cultural de España", agregó.
Este aumento, que hará pasar la entrada de cine de 7 a 8 euros y puede tener un fuerte impacto en el precio del teatro o los conciertos, afecta también a espectáculos reyes en España como el fútbol o los toros, pero en menor medida dado que su IVA ya era de 18%.
En un momento en que la recesión y el desempleo, que afectan a un trabajador de cada cuatro, lleva a los españoles a reducir su gasto en cultura, para numerosas personalidades del mundo del espectáculo este aumento asestará un golpe mortal al sector.
Un informe independiente realizado a petición de la Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española estimó que este aumento del IVA implicaría la pérdida de 4.226 empleos directos, una reducción de ingresos de hasta 532 millones de euros, el cierre de un 20% de la empresas culturales y 43 millones de espectadores menos.
"Salgo mucho menos. Estoy en paro", reconoce Cristina Rial, una madrileña de 28 años que redujo casi a cero sus salidas a conciertos o museos.
"Hay que comer y vivir. Todo el resto es un lujo. No debería serlo, pero ahora mismo lo es, de verdad", añade.
En opinión de los artistas españoles, las medidas de austeridad amenazan el beneficio para la sociedad -intangible y a largo plazo- que la cultura aporta a un país aún marcado por la guerra civil (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975).
Uno de sus más importantes poetas, Federico García Lorca, fue ejecutado por los franquistas durante la guerra y la censura durante la dictadura empujó al exilio a muchos intelectuales, entre ellos al cineasta Luis Buñuel.
"Es como retroceder en la historia", denuncia Carlos Iglesias, un actor y director de cine de 56 años.
"Desde que terminó la guerra civil, se ha hecho un esfuerzo muy fuerte para recuperar el nivel cultural que teníamos antes", afirma. "Ahora todo este progreso se podría perder", afirma, sentenciando: "un país sin cultura es un país muerto".
Ahora ya no es la dictadura sino la crisis la que empuja a los artistas españoles al extranjero.
"Yo vivo aquí, es mi país, pero desde hace algún tiempo trabajo más fuera de España", afirma Bardem. "Afortunadamente tengo esa suerte, porque si todo mi trabajo estuviese basado en España hoy en día estaría en paro", agrega.
También se giran hacia el exterior productores y realizadores de cine.
"Hay que pensar que si no tenemos los espectadores necesarios para hacerlo rentable dentro del territorio, pues hay que producir de una manera que las películas puedan salir también fuera de España", explica Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE).
Tras un inesperado éxito de crítica y público en 2010 con su película "Buried", el cineasta español Rodrigo Cortés, de 39 años, rodó su nueva obra, "Red Lights", también en inglés, y esta vez con estrellas internacionales como Robert de Niro y Sigourney Weaver.
"A partir de determinada inversión, resulta mucho más aconsejable hacerlo en inglés, porque es la única manera de ampliar las posibilidades del mercado y llegar a un número potencial mayor de espectadores", señala.
"Pero, desde luego, si todas las películas se hicieran según este modelo, eso sí sería muy desaconsejable", considera. "Sería una forma de además de acabar con lo propio", concluye.