Acuerdo con las FARC no logra pacificar a Colombia
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Timba, Colombia. – El acuerdo de paz de Colombia con las FARC despertó la esperanza de terminar por fin con un conflicto armado de medio siglo, pero las áreas de donde la ex guerrilla se retiró son ahora escenario de disputas entre grupos armados, uno de los principales retos para quien suceda al saliente presidente, Juan Manuel Santos.
En una carretera rural rodeada de exuberante vegetación cerca de la aldea de Timba, en el suroeste de Colombia, una patrulla del ejército detiene un automóvil. “¿Cómo es por allá? ¿Hay gente sospechosa?”, pregunta un soldado, mirando hacia la ladera de donde viene el auto.
Desde que 7.000 miembros de la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) entregaron sus armas el año pasado, el país suramericano estaría cerca de alcanzar la paz; pero la constante presencia de soldados en las vías de varias regiones reflejan una realidad distinta.
En el resguardo indígena de La Paila Naya, cerca de donde patrullaban los soldados de Timba, residen 1.400 personas pertenecientes al grupo étnico Nasa, quienes se muestran preocupadas por su seguridad, argumentando la llegada de al menos tres grupos armados desde que las FARC se retiraron de la zona.
El acuerdo de paz de noviembre de 2016 entre el Gobierno colombiano y las FARC culminó con un conflicto de 52 años que involucró a varios grupos rebeldes de izquierda, el Ejército y grupos paramilitares de derecha, que se cobró al menos 220.000 vidas y desplazó a siete millones de personas.
A pesar de esto, el proceso de paz no trajo tranquilidad a La Paila Naya, un territorio de 6.200 hectáreas que, según los residentes, está rodeado de grupos armados.
Allí están incluidos disidentes de las FARC, quienes desconocieron el acuerdo de paz, continuaron armados y operan al oeste del resguardo; otros disidentes de la pequeña y extinta guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL), más conocidos como la banda “Los Pelusos” y que operan al este del lugar; y finalmente, la banda de crimen organizado más grande de Colombia, el Clan del Golfo, que está presente al norte.
Las autoridades precisan que todos estos grupos están inmiscuidos en el tráfico de droga, en una región donde las laderas onduladas están llenas de arbustos de coca de color verde claro, la planta de la que se elabora la cocaína.
Los laboratorios donde se produce se ubican a lo alto de las colinas, contaminando ríos de la reserva Nasa donde los residentes ya no pueden pescar, según contaron a dpa los líderes comunitarios Emilio Conda y Fabriciano García Conda.
“Disidentes de las FARC vinieron y atacaron a `Los Pelusos`. Hubo al menos siete muertos” en abril pasado, cuenta García.
También hubo enfrentamientos entre la Fuerza Pública y `Los Pelusos` en diciembre, según agrega el líder.
“Muertos aparecen en la parte baja de Timba, no sabemos porqué están matando a la gente”, cuenta García. Su testimonio es respaldado por reportes de los medios colombianos, que dan cuenta de presencia de grupos armados batallando en el área.
La situación es similar en varias partes de Colombia, donde la retirada de las FARC no trajo la paz, sino que en ocasiones empeoró la seguridad al abrir el camino a múltiples grupos armados que buscaban controlar el territorio, las rutas de la cocaína y el comercio.
En la región conocida como El Catatumbo, cercana al borde con Venezuela, los recientes enfrentamientos entre `Los Pelusos’ y la guerrilla del ELN han desplazado a unas 10.000 personas.
Más de 150.000 colombianos han sido desplazados desde que el acuerdo de paz fue firmado, según indica el Consejo Noruego para los Refugiados (CNR).
De acuerdo con Somos Defensores, organización que se encarga de reportar abusos contra activistas, al menos unos 106 defensores de los Derechos Humanos y líderes comunitarios fueron asesinados durante el 2017, un 32,5 por ciento más que el año anterior.
El Gobierno ha prometido protección a líderes comunitarios de distintas zonas del país, algunos de los cuales han recibido guardaespaldas. El Ejército, que ya no necesita usar sus recursos para luchar contra las FARC, se debe centrar en aplastar a los grupos armados más pequeños.
"Las estamos persiguiendo y las perseguiremos con toda la contundencia”, dijo el presidente, Juan Manuel Santos, al ser preguntado.
Quien sea que salga ganador en los comicios presidenciales se enfrentará a una tarea desalentadora de pacificar el país y llevar la paz a pequeñas comunidades, como Nasa.
Desde que 7.000 miembros de la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) entregaron sus armas el año pasado, el país suramericano estaría cerca de alcanzar la paz; pero la constante presencia de soldados en las vías de varias regiones reflejan una realidad distinta.
En el resguardo indígena de La Paila Naya, cerca de donde patrullaban los soldados de Timba, residen 1.400 personas pertenecientes al grupo étnico Nasa, quienes se muestran preocupadas por su seguridad, argumentando la llegada de al menos tres grupos armados desde que las FARC se retiraron de la zona.
El acuerdo de paz de noviembre de 2016 entre el Gobierno colombiano y las FARC culminó con un conflicto de 52 años que involucró a varios grupos rebeldes de izquierda, el Ejército y grupos paramilitares de derecha, que se cobró al menos 220.000 vidas y desplazó a siete millones de personas.
A pesar de esto, el proceso de paz no trajo tranquilidad a La Paila Naya, un territorio de 6.200 hectáreas que, según los residentes, está rodeado de grupos armados.
Allí están incluidos disidentes de las FARC, quienes desconocieron el acuerdo de paz, continuaron armados y operan al oeste del resguardo; otros disidentes de la pequeña y extinta guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL), más conocidos como la banda “Los Pelusos” y que operan al este del lugar; y finalmente, la banda de crimen organizado más grande de Colombia, el Clan del Golfo, que está presente al norte.
Las autoridades precisan que todos estos grupos están inmiscuidos en el tráfico de droga, en una región donde las laderas onduladas están llenas de arbustos de coca de color verde claro, la planta de la que se elabora la cocaína.
Los laboratorios donde se produce se ubican a lo alto de las colinas, contaminando ríos de la reserva Nasa donde los residentes ya no pueden pescar, según contaron a dpa los líderes comunitarios Emilio Conda y Fabriciano García Conda.
“Disidentes de las FARC vinieron y atacaron a `Los Pelusos`. Hubo al menos siete muertos” en abril pasado, cuenta García.
También hubo enfrentamientos entre la Fuerza Pública y `Los Pelusos` en diciembre, según agrega el líder.
“Muertos aparecen en la parte baja de Timba, no sabemos porqué están matando a la gente”, cuenta García. Su testimonio es respaldado por reportes de los medios colombianos, que dan cuenta de presencia de grupos armados batallando en el área.
La situación es similar en varias partes de Colombia, donde la retirada de las FARC no trajo la paz, sino que en ocasiones empeoró la seguridad al abrir el camino a múltiples grupos armados que buscaban controlar el territorio, las rutas de la cocaína y el comercio.
En la región conocida como El Catatumbo, cercana al borde con Venezuela, los recientes enfrentamientos entre `Los Pelusos’ y la guerrilla del ELN han desplazado a unas 10.000 personas.
Más de 150.000 colombianos han sido desplazados desde que el acuerdo de paz fue firmado, según indica el Consejo Noruego para los Refugiados (CNR).
De acuerdo con Somos Defensores, organización que se encarga de reportar abusos contra activistas, al menos unos 106 defensores de los Derechos Humanos y líderes comunitarios fueron asesinados durante el 2017, un 32,5 por ciento más que el año anterior.
El Gobierno ha prometido protección a líderes comunitarios de distintas zonas del país, algunos de los cuales han recibido guardaespaldas. El Ejército, que ya no necesita usar sus recursos para luchar contra las FARC, se debe centrar en aplastar a los grupos armados más pequeños.
"Las estamos persiguiendo y las perseguiremos con toda la contundencia”, dijo el presidente, Juan Manuel Santos, al ser preguntado.
Quien sea que salga ganador en los comicios presidenciales se enfrentará a una tarea desalentadora de pacificar el país y llevar la paz a pequeñas comunidades, como Nasa.