Al menos 46 muertos en Irak en doble atentado contra fuerzas de seguridad
AFP, Agence France-Presse
BAGDAD, (AFP) - Dos suicidas mataron este domingo a 46 personas en el oeste de Irak, en sendos ataques contra milicianos sunitas que apoyan a las fuerzas de seguridad en su lucha contra Al Qaida, indicaron fuentes policiales.
"Al menos 43 personas murieron y otras 40 resultaron heridas cuando un suicida se hizo estallar hacia las 08H30 (05H30 GMT) en la entrada principal de una base del Ejército donde miembros de los Sahwa iban a cobrar su sueldo", en Radwaniya, un ex feudo de Al Qaida, a 25 km al oeste de Bagdad, declaró una fuente del Ministerio del Interior.
El balance y las circunstancias del atentado fueron confirmados por una fuente del Ministerio de Defensa.
Por otro lado, en Qaim, a 340 km al oeste de Bagdad, cerca de la frontera con Siria, otro suicida se hizo estallar en una oficina de las milicias Sahwa. Dos milicianos y un policía murieron, y seis personas resultaron heridas, entre ellas dos agentes.
Creadas a fines de 2006, las milicias Sahwa están formadas por antiguos insurgentes sunitas que se pasaron a la lucha contra Al Qaida, y que estuvieron financiados en un primer momento por los estadounidenses, según una estrategia que ha contribuido a reducir la violencia en el país.
Al igual que la policía y el ejército iraquíes, los Sahwa son un blanco privilegiado de los insurgentes, que a veces efectúan campañas de castigo contra sus integrantes.
Así, en el mes de abril, unos rebeldes disfrazados de militares asaltaron de noche un pueblo al sur de Bagdad y mataron a 25 personas, entre ellas milicianos Sahwa, a modo de represalia.
Las milicias, que cuentan 94.000 miembros, pasaron en enero de 2009 a estar bajo control del gobierno de Bagdad, pero sus dirigentes se quejan de haber sido abandonados por las autoridades iraquíes.
Los atentados coinciden además con un momento de crisis política en Irak.
Cuatro meses después de las elecciones legislativas, los partidos iraquíes siguen sin ponerse de acuerdo sobre la formación del próximo ejecutivo, ni sobre quién debe ocupar el puesto de primer ministro, que ambicionan tanto el saliente Nuri al Maliki como el ex jefe de gobierno Iyad Allawi.
En Bagdad y en Washington numerosas voces se han levantado para advertir del riesgo que supone este bloqueo político para la seguridad del país, donde los grupos armados mantienen la capacidad de golpear duro.
Así lo demostraron la semana pasada, cuando al menos 70 personas murieron en tres días en Bagdad en una decena de atentados contra chiitas que se disponían a participar en una importante peregrinación.
Los atentados se producen también en pleno proceso de retirada de las fuerzas estadounidenses de combate. El contingente estadounidense, actualmente de 74.000 efectivos, quedará reducido a 50.000 el 1 de septiembre.
El balance y las circunstancias del atentado fueron confirmados por una fuente del Ministerio de Defensa.
Por otro lado, en Qaim, a 340 km al oeste de Bagdad, cerca de la frontera con Siria, otro suicida se hizo estallar en una oficina de las milicias Sahwa. Dos milicianos y un policía murieron, y seis personas resultaron heridas, entre ellas dos agentes.
Creadas a fines de 2006, las milicias Sahwa están formadas por antiguos insurgentes sunitas que se pasaron a la lucha contra Al Qaida, y que estuvieron financiados en un primer momento por los estadounidenses, según una estrategia que ha contribuido a reducir la violencia en el país.
Al igual que la policía y el ejército iraquíes, los Sahwa son un blanco privilegiado de los insurgentes, que a veces efectúan campañas de castigo contra sus integrantes.
Así, en el mes de abril, unos rebeldes disfrazados de militares asaltaron de noche un pueblo al sur de Bagdad y mataron a 25 personas, entre ellas milicianos Sahwa, a modo de represalia.
Las milicias, que cuentan 94.000 miembros, pasaron en enero de 2009 a estar bajo control del gobierno de Bagdad, pero sus dirigentes se quejan de haber sido abandonados por las autoridades iraquíes.
Los atentados coinciden además con un momento de crisis política en Irak.
Cuatro meses después de las elecciones legislativas, los partidos iraquíes siguen sin ponerse de acuerdo sobre la formación del próximo ejecutivo, ni sobre quién debe ocupar el puesto de primer ministro, que ambicionan tanto el saliente Nuri al Maliki como el ex jefe de gobierno Iyad Allawi.
En Bagdad y en Washington numerosas voces se han levantado para advertir del riesgo que supone este bloqueo político para la seguridad del país, donde los grupos armados mantienen la capacidad de golpear duro.
Así lo demostraron la semana pasada, cuando al menos 70 personas murieron en tres días en Bagdad en una decena de atentados contra chiitas que se disponían a participar en una importante peregrinación.
Los atentados se producen también en pleno proceso de retirada de las fuerzas estadounidenses de combate. El contingente estadounidense, actualmente de 74.000 efectivos, quedará reducido a 50.000 el 1 de septiembre.