La Prensa, Panamá
Panamá es una de las 16 naciones de Latinoamérica y el Caribe que ha hecho “progresos desiguales” para alcanzar cuatro de los seis objetivos educativos asumidos por 160 países en el Foro Mundial sobre la Educación, efectuado en el año 2000 en Dakar, Senegal.
En aquella reunión los países participantes acordaron alcanzar una enseñanza primaria universal, la alfabetización de los adultos, la paridad e igualdad entre los sexos y una educación de calidad, entre otros.
Aunque Panamá no tiene problemas con el primer objetivo (prácticamente el 100% de los niños de primaria acude a la escuela), “los indicadores relativos a la alfabetización de adultos y la calidad de la educación son menos brillantes”, establece el informe de seguimiento de 2010 de la Unesco, llamado Llegar a los marginados.
Según los últimos datos, en Panamá existe un 7.6% de población mayor de 15 años que no sabe leer ni escribir (unas 16 8 mil personas).
Sobre la calidad de la educación, diversas pruebas de conocimiento de los estudiantes panameños en asignaturas básicas han revelado que no están aprendiendo lo que deben.
Junto con Panamá, la Unesco coloca a países como Bolivia, Brasil, Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú, entre varios otros. Solo cuatro países –Argentina, Aruba, Cuba y Uruguay– ya han logrado las metas, mientras que Nicaragua es el único que “dista mucho de alcanzar” los objetivos de la educación para todos.
A un paso de lograrlo, por su parte, están Chile, México, Santa Lucía, Trinidad y Tobago y Venezuela.
Pobreza y educación
La Unesco destaca que la marginación juega un papel importante en la consecución de los objetivos.
“La marginación en la educación es el producto de una mixtura ponzoñosa de desventajas heredadas, procesos sociales arraigados, dispositivos económicos injustos y políticas deficientes”, se lee.
Así, nacer pobre es quizás el factor más “poderoso” que impide acceder a una mejor educación. Otros factores son el trabajo infantil (se desmejora el aprovechamiento escolar) y las identidades de grupo: la raza, la etnia o el lenguaje.
“La situación de los indígenas de toda América Latina lo demuestra con creces”, dice el informe. “Un índice de pobreza más elevado y un estado de salud y nutrición más deficiente son dos elementos que amplifican los obstáculos con que tropiezan los niños indígenas”, puntualiza el estudio.