Antártida y Amazonía: del hielo polar a la mayor selva tropical del mundo

AFP (Agencia France-Presse)

ESTACIÓN COMANDANTE FERRAZ. - Es difícil imaginar que la Antártida, la mayor masa de hielo del mundo, pueda afectar el clima de un país tropical como Brasil. Pero interactúa con toda Sudamérica, inclusive con la Amazonía, causando sequías y sufriendo las consecuencias de su contaminación.

"Todo lo que se produce en los continentes, desde actividades industriales, volcánicas, uso del suelo, todo llega a la Antártida", señala el físico Heitor Evangelista da Silva, de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, que regresó en enero de su 19ª expedición al continente helado.

Un 80% de lo que llega a la Antártida -como polución, restos de la quema de árboles- viene de Sudamérica, un 10% de Australia y otro 10% del resto del mundo, explica.

"La gente tiene una idea equivocada de que la Antártida sólo exporta frentes y corrientes marinas frías, pero también recibe mucha influencia. La verdad es que existe un sistema de intercambios entre los subtrópicos y las zonas polares globales", añadió.

Para Leonardo Duarte Batista da Silva, especialista en ingeniería agrícola y medioambiental de la Universidad Federal Rural de Rio (UFRRJ), "la gran ventaja de hacer investigaciones en la Antártida es que la región no ha sufrido todavía (tantas) intervenciones humanas".

"Esto permite estudiar cómo y por qué ocurren los cambios", explica a la AFP este experto de 42 años, en ruta al continente blanco en un buque de la Marina brasileña.

Silva estudió durante un mes junto a otros científicos los "criosuelos" (o "gelisuelos", suelos congelados) y los impactos que sufren con los cambios climáticos.

 

- Fascinación por la Antártida -

 

Esta influencia, que se siente claramente en las lluvias y las olas de frío que llegan a Brasil, especialmente en invierno, puede ser uno de los factores que explican la fascinación que la Antártida despierta en investigadores de un país tropical como Brasil.

Según datos oficiales, en la última década, un promedio anual de 250 investigadores de universidades brasileñas desarrollaron proyectos científicos en la Antártida, en campos tan distintos como ciencias de la atmósfera, biología o geología.

Hace dos años, Evangelista y el profesor Jefferson Simões, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGRS), implantaron en el interior del continente helado el Criósfera 1, primer puesto científico avanzado de Brasil en la Antártida, 3.000 km al sur de la estación brasileña Comandante Ferraz, en el archipiélago de las Shetland del Sur.

Distante 500 km del Polo Sur, el módulo, que funciona con energía solar y eólica, cuenta con un equipo de cuatro científicos que se dedica a investigaciones en áreas como microbiología, clima, gases de efecto invernadero y rayos cósmicos.

El proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil (MCTi), busca socios privados interesados en proyectos autosostenibles en la Antártida, declaró Evangelista.

 

- Vientos y sequías -

 

En sus estudios en el continente helado, Evangelista, de 50 años, y el biólogo brasileño Marcio Cataldo, de 35, así como otros investigadores del British Antarctic Survey, vieron que el aumento de los vientos en la zona central de la Antártida puede afectar el clima amazónico.

Según observaron, la reducción de la capa de ozono sobre el Polo Sur provoca un enfriamiento en la estratósfera (alta atmósfera) en la zona central de la Antártida, mientras a su alrededor, la temperatura se mantiene más cálida por acción de los gases de efecto invernadero.

Este contraste entre calor y frío aumentaría la intensidad de los vientos en la zona, conocidos como "westerly winds", alterando toda la estructura de vientos en el Atlántico Sur, y por ende afectando el clima en la Amazonía.

Una de las consecuencias de este fenómeno sería una intensificación de las sequías en la selva tropical.

Según Evangelista, estudioso del paleoclima (el pasado del clima) antártico, la interacción entre hielo y selva es muy antigua. Análisis de sedimentos han demostrado que hace 5.000 años una sequía severa estuvo vinculada al clima antártico, contó.

"Estudiar el hielo de la Antártida es, de cierta forma, estudiar el pasado de Sudamérica", dijo Evangelista, recordando que estudios anteriores con isótopos de carbono ya demostraron un fenómeno climático similar en el Lago Titicaca, entre Perú y Bolivia.



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