La película cuenta la historia de Milagros, quien, tras diez años de cárcel, es absuelta y sale libre. Violada varias veces en prisión, quedó embarazada y la hija que tuvo creció junto a su abuela, ignorante de todo, creyendo que su madre trabajaba en el extranjero.
Al salir libre, Milagros intenta construir una relación con su hija y al mismo tiempo llevar a juicio a los violadores. Pero ambos objetivos entran en conflicto. Milagros debe optar entre su hija o hacer justicia.
El director, "Chicho" Durant, un hombre cordial, con una larga lista de obras en su haber, salió de la función contento del público, de su conocimiento, de los comentarios y felicitaciones que recibió. "La gente sale tocada por la historia", dice, finalmente, modesto.
"Esta es una película importante para mí por su temática, que es emocional y arriesgada, como dicen, pero también porque la he hecho de espaldas al público. No es muy comercial", señala.
Se trata de "un film minimalista que explora como se reconstruye una vida y una relación cuando hay heridas imposibles de cerrar, pero también es un film sobre los secretos familiares y la necesidad de exorcizarlos para que la vida sea posible", indica.
Le decimos que ha hecho un cuento moral, a lo Rohmer, y lo acepta con una timidez risueña. "En todo caso, se acerca a lo que nos propusimos: pura historia y actores, la materia esencial de todo buen cine".
¿Qué va a venir después de esta película? "Pues es demasiado pronto para adelantar algo. Estoy trabajando y procesando unas cuantas ideas. Tengo dos caminos, dos proyectos por escribir... Acabo de comenzar lo que será, sin duda, mi larga marcha hacia otro filme".
Le pedimos que valore su película y "Chicho" Durant se pone serio. "Me arriesgo a decir, repitiendo lo que me dice gente cuya opinión valoro, que es mi mejor película. Es un trabajo político, humano y simbólico, todo a la vez. ¡Hecho con cuatro centavos... y mucha pasión!"