Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos anuncian USD 12.000 millones en ayuda e inversión en Egipto

AFP (Agencia France-Presse)

Sharm as-Sheij, Egipto. - Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos prometieron este viernes ayudas e inversiones para Egipto por valor de 4.000 millones de dólares cada uno, durante una conferencia económica internacional organizada por El Cairo con el fin de atraer inversores extranjeros.

Las tres potencias del Golfo anunciaron esa aportación conjunta de 12.000 millones de dólares en la apertura de la reunión que comenzó este viernes en el balneario de Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo.

La presencia del secretario norteamericano, John Kerry, y su homólogo británico, Philip Hammond, demuestra que la conferencia de tres días también será una ocasión para afianzar el poder de Sisi, aliado ineludible de Occidente en la lucha contra los yihadistas en el mundo árabe. 

"El pueblo estadounidense respalda la seguridad y el bienestar del pueblo egipcio", declaró el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en la apertura de la conferencia. 

Poco antes, Kerry se reunió con Sisi para abordar la situación en la vecina Libia y los esfuerzos de la coalición internacional que combate al grupo yihadista Estado Islámico (EI), según el Departamento de Estado. 

El canciller estadounidense también tuvo un encuentro con Sisi, el presidente palestino, Mahmud Abas, y el rey Abdalá II de Jordania para hablar del conflicto israelo-palestino. 

 

- Con las manos vacías -

 

Pese a las declaraciones de Kerry, Estados Unidos acudió a la conferencia con las manos vacías y aún no desbloqueó la última parte de la ayuda que concede cada año a Egipto. 

Washington entrega 1.500 millones de dólares anuales a Egipto, de los cuales 1.300 son para su presupuesto militar. 

El gobierno de Barack Obama congeló el pago de 650 millones de dólares, tras el derrocamiento del expresidente islamista Mohamed Mursi en julio de 2013. 

Washington ya entregó, no obstante, unos helicópteros Apache que, según Egipto, son importantes para combatir a los insurgentes islamistas en la península del Sinaí. 

Aunque Estados Unidos, como el resto de países occidentales, parece indignarse por la sangrienta represión de Sisi contra los partidarios de Mursi, comprendió rápidamente que no podían obviar al país árabe más poblado y mejor armado en su lucha contra los yihadistas.

Sisi es el principal jefe de Estado de la región que reclama la formación de un ejército árabe conjunto para hacer frente a la amenaza de los yihadistas, asunto que abordará la Liga Árabe a finales de marzo. 

Las autoridades egipcias anunciaron la participación en la conferencia económica de 80 países y 23 organismos internacionales.

"Egipto quiere mostrar que regresa con fuerza a la escena internacional", comenta un diplomático occidental, para quien Sisi quiere proyectar la imagen de un poder fuerte que sabe restablecer la seguridad y la estabilidad.

 

- Represión -

 

Ministros de finanzas y diplomáticos occidentales también participan en la conferencia organizada por Egipto, que necesita inversiones para relanzar su maltrecha economía.

El gigante estadounidense General Electric (GE) también anunció este viernes nuevas inversiones por valor de 200 millones de dólares para crear una línea de producción y un centro de formación en la ciudad de Suez, en el noreste del país.

"Estados Unidos está impaciente y deseoso de ser el catalizador del desarrollo económico de Egipto", declaró Kerry ante industriales estadounidenses y egipcios al margen de la conferencia de Sharm el Sheij.

Pero "esperamos ver más avances en la realización de las aspiraciones democráticas del pueblo egipcio", añadió el secretario de Estado. 

Las fuerzas de seguridad egipcias han matado a más de 1.400 manifestantes pro Mursi desde 2013 y han encarcelado a más de 15.000 simpatizantes islamistas.

Naciones Unidas denuncia regularmente las condenas a muerte en procesos masivos y expeditivos, y las ONG de defensa de los Derechos Humanos acusan a Sisi de dirigir un gobierno "más represivo" que el de Hosni Mubarak, cuyas tres décadas en la presidencia terminaron con una revuelta popular en 2011.



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