Atom Egoyan despliega su maestría en el festival de cine de San Sebastián
AFP (Agencia France-Presse)
SAN SEBASTIÁN. - El director canadiense de origen armenio Atom Egoyan volvió a impactar este jueves en el festival de cine de San Sebastián con "Devil's Knot", un thriller sobre un brutal crimen que conmocionó a Estados Unidos.
Una escena de Devil's knot
En una pequeña localidad, tres niños de ocho años son asesinados en condiciones que hacen pensar en un rito satánico.
Bajo la presión de un pueblo desgarrado por el drama, la policía se apresura a encontrar culpables y detiene a tres adolescentes marginales que, enfrentando una posible condena a muerte, son juzgados ante enorme expectación mediática.
"Una de las cosas que me interesó como dramaturgo fue el hecho de que existiese tanta presencia mediática", aseguró Egoyan a la prensa tras la proyección de la película en la sección oficial a concurso del festival, donde ya en 2009 fue aclamado por "Chloe".
"Este es un caso documentado con mucha exactitud", afirma. "Existen webs dedicadas a él, que muestran cada prueba policial, todos los informes que se presentaron", agregó, precisando que aun así nunca se desveló el misterio de lo que realmente ocurrió.
Opuesto a la pena capital, Ron Lax, un exitoso detective privado interpretado por el actor británico Colin Firth, ofreció sus servicios a la defensa en un intento de salvar a los muchachos de la inyección letal.
Sus pesquisas desvelaron las contradicciones de los testigos y las deficiencias de la investigación policial, haciendo dudar de la culpabilidad de los acusados incluso a la madre de una de las víctimas, encarnada por Reese Whiterspoon.
Desprendiéndose de su habitual imagen de glamour, Whiterspoon plasma el dolor y el sufrimiento de una madre destrozada que sin embargo toma conciencia de la "caza de brujas" que se desarrolla a su alrededor.
"La película habla de cómo vivir con la duda", dice Egoyan, reconociendo que esta cinta tiene un tratamiento "menos poético" que obras como "Exotica" (1994) o "The Sweet Hereafter" (El dulce porvenir, 1997) "porque la historia en sí misma ya era muy intempestiva", además de irresoluta.
"Era muy arriesgado para una película dramática pero valió la pena correr el riesgo", aseguró.