AFP (Agencia France-Presse)
JUBA. - Los insurgentes de Sudán del Sur combatían contra las fuerzas gubernamentales el jueves mientras la continuación de los enfrentamientos hacía temer una guerra civil y países de la región intentaban organizar conversaciones de paz.
Las tropas insurgentes leales al exvicepresidente prófugo Riek Machar se apoderaron de la ciudad de Bor el miércoles al anochecer, afirmó el portavoz del ejército Philip Aguer, mientras continuaban los combates en el estado de Jonglei (este), luego de un presunto intento de golpe fallido contra Salva Kiir, el presidente de Sudán del Sur.
Kiir afirmó que los derramamientos de sangre se debían a un intento de golpe de su rival Machar, pero afirmó que estaba dispuesto a "sentarse" con él para tratar de resolver la crisis.
Riek Machar exhortó el jueves al ejército a derrocar al jefe de Estado, Salva Kiir, afirmando que solo quiere negociar las condiciones de su partida, tras los combates que causaron más de 500 muertos.
En declaraciones a Radio Francia Internacional (RFI) Machar llamó "al SPLM (Movimiento Popular de Liberación de Sudán, partido en el poder) y a su rama armada el SPLA (Ejército Popular de Liberación de Sudán, fuerzas armadas del país) a derrocar a Salva Kiir de su cargo".
"Si él quiere negociar las condiciones de su partida del poder, estamos de acuerdo, pero él debe irse, porque ya no puede mantener la unidad de nuestro pueblo, sobre todo cuando hace matar a la gente como moscas y trata de provocar una guerra étnica", agregó.
Unas 450 personas murieron en Juba desde que estallaron los enfrentamientos el domingo, incluyendo a unos 100 soldados, afirmó el portavoz del ejército Aguer. Los periodistas de la AFP afirmaron que reinaba la calma en la capital del país más joven del mundo.
Sin embargo, Human Rights Watch (HRW) dijo que testigos habían señalado casos horrendos de soldados y de rebeldes ejecutando a la gente en base a su etnia, y advirtiendo que eso podía conducir a "ataques en venganza y más violencia".
Los enfrentamientos hacen temer un conflicto étnico. Kiir pertenece a la mayoría dinka y Machar a los nuer.
Los soldados de Juba "preguntaron a los individuos sobre su etnia antes de matarlos o ponerlos en libertad", o los identificaron en base a sus cicatrices faciales tradicionales, indicó HRW, citando declaraciones de testigos.
Sin embargo, el gobierno insiste en que los choques son provocados por luchas por el poder y enfrentamientos políticos, señalando que ambos bandos incluyen a líderes de diferentes tribus.
"Nosotros condenamos en los términos más enérgicos posibles los intentos de representar (el) golpe como una lucha étnica", señaló un comunicado gubernamental el jueves, destacando que de las 11 personalidades importantes arrestadas desde que comenzaron los combates - entre los cuales hay muchos exministros poderosos- sólo dos eran nuer.
"En el umbral de una guerra civil"
La misión de paz de las Naciones Unidas señaló que estaba protegiendo a civiles en seis capitales estatales, incluyendo a Juba y Bor, así como en Bentiu, la principal ciudad del crucial estado petrolero Unity.
Al menos cinco trabajadores petroleros fueron asesinados en Unity cuando los atacantes invadieron su complejo el miércoles de noche, indicó un responsable de la empresa.
Aunque se ignora si este ataque está relacionado con la rebelión, la producción petrolera constituye más del 95% de la débil economía de Sudán del Sur, y los ataques contra estas instalaciones cruciales hacen temer por la estabilidad de esta industria vital.
Los extranjeros son evacuados del país. Estados Unidos y Gran Bretaña están enviando aviones para sus ciudadanos, y otros huyen por la vía terrestre del sur hacia Uganda.
Numerosos empleados de los servicios humanitarios y expatriados hacían cola en el aeropuerto de Juba el miércoles para subir al primer vuelo que los llevase fuera del país, con demoras después de que un aparato se estrelló --no hubo víctimas-- bloqueando la pista de aterrizaje durante varias horas.
Cientos de personas fueron asesinadas y miles de civiles aterrorizados escaparon de sus hogares para buscar protección en las bases de la ONU desde que comenzaron los combates.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, advirtió que los enfrentamientos podrían extenderse.
"Existe un riesgo de que esta violencia se expanda a otros estados y ya hemos visto algunas señales de esto", afirmó Ban, agregando que la crisis "debe ser tratada urgentemente con un profundo diálogo político".
Mientras tanto, ministros de cuatro países de la región viajaron el jueves para tratar de lanzar esfuerzos de paz.