Beduinos denuncian plan de expulsión en beneficio de colonias israelíes
AFP (Agencia France-Presse)
Jan al Ahmar, Palestina. - Los beduinos de Jan al Ahmar, entre Jerusalén y Jericó, se resisten a ser expulsados de sus tierras por las autoridades israelíes, que con ello estarían más cerca de cortar Cisjordania en dos, según denuncian los palestinos.
La de Jan al Ahmar es una de las más de 20 comunidades beduinas amenazadas de expulsión. Israel sostiene que el plan consiste en realojar a 12.000 beduinos en una ciudad construida especialmente para ellos en otro lugar de Cisjordania, donde tendrían un buen acceso a agua, electricidad y educación.
Pero los beduinos, tradicionalmente nómadas, denuncian una confiscación y se niegan a moverse del sitio en que han vivido desde que perdieran sus tierras ancestrales en el desierto del Neguev, poco después de la creación del Estado de Israel en 1948.
"La cuestión aquí no es económica ni social. Se trata de Jerusalén", dice Eid Jamis Sweilem, portavoz de la tribu Jahalin, una de las tres que viven en los campamentos de Khan al Ahmar.
Los detractores de este proyecto acusan a Israel de querer extender su control de las zonas situadas al este de Jerusalén, donde la presencia palestina es muy escasa y donde ya hay numerosas colonias judías, empezando por la de Maaleh Adumim, con 40.000 habitantes.
El desalojo de las tiendas beduinas de Khan al Ahmar, donde viven unas 800 personas, permitiría expandir esta colonia hacia el este, con lo que Israel prolongaría su corredor desde Jerusalén oriental hasta el Mar Muerto.
El resultado, denuncian los palestinos, es que la continuidad territorial entre el norte y el sur de Cisjordania se vería todavía más amenazada, y con ello la posibilidad de crear un Estado palestino viable.
"La zona situada entre Jerusalén y el Mar Muerto será completamente israelí. La solución consistente en dos Estados quedaría muerta y enterrada", afirma Sweilem a la AFP.
"Si no nos quedamos, nunca habrá un Estado palestino. Así que no nos moveremos", asevera.
Según la ONU, las expropiaciones de terrenos para la creación de Maaleh Adumim comenzaron en 1975, y desde entonces Israel se ha esforzado en echar a las comunidades beduinas de la zona.
Sweilem afirma que sólo aceptará un realojo en el Neguev, donde los Jahalin vivían antes de crearse el Estado de Israel. Pero esas zonas han sido desde entonces repobladas.
De momento no se ha anunciado ningún plan para el desalojo de estos beduinos y su instalación en la ciudad de Nuweima, al norte de Jericó, que todavía no ha sido construida. El anuncio inicial se produjo en octubre.
La Administración Civil israelí, que gobierna los asuntos civiles en las partes de Cisjordania bajo su control, dijo que el plan fue elaborado al cabo de "decenas de reuniones con líderes de la comunidad, para entender las características y las necesidades de la población".
Los abogados de estos beduinos responden que el programa ignora sus necesidades y no fue debatido con ellos.
"Para una comunidad aquejada ya de una extrema pobreza y una falta de infraestructuras que respondan a sus necesidades, este proyecto sería sinónimo de desastre", dice Alon Cohen-Lifshitz, de la organización Bimkom, que defiende los derechos de planificación inmobiliaria de los palestinos residentes en zonas de Cisjordania bajo control israelí.
El abogado israelí Shlomo Lecker presentó esta semana un recurso ante la Corte Suprema por cuenta de los beduinos, en la que pide que se congele el plan de realojarlos en Nuweima, ya que según sostiene se elaboró sin dialogar previamente con ellos.
Y es que si se lleva adelante el proyecto, Nuweima será "un gueto de 12.000 personas", afirma Shlomo Lecker.
Las tierras que Israel quiere arrebatar a los beduinos "son zonas que el Estado quiere anexionarse", apostilla.
Pero los beduinos, tradicionalmente nómadas, denuncian una confiscación y se niegan a moverse del sitio en que han vivido desde que perdieran sus tierras ancestrales en el desierto del Neguev, poco después de la creación del Estado de Israel en 1948.
"La cuestión aquí no es económica ni social. Se trata de Jerusalén", dice Eid Jamis Sweilem, portavoz de la tribu Jahalin, una de las tres que viven en los campamentos de Khan al Ahmar.
Los detractores de este proyecto acusan a Israel de querer extender su control de las zonas situadas al este de Jerusalén, donde la presencia palestina es muy escasa y donde ya hay numerosas colonias judías, empezando por la de Maaleh Adumim, con 40.000 habitantes.
El desalojo de las tiendas beduinas de Khan al Ahmar, donde viven unas 800 personas, permitiría expandir esta colonia hacia el este, con lo que Israel prolongaría su corredor desde Jerusalén oriental hasta el Mar Muerto.
El resultado, denuncian los palestinos, es que la continuidad territorial entre el norte y el sur de Cisjordania se vería todavía más amenazada, y con ello la posibilidad de crear un Estado palestino viable.
"La zona situada entre Jerusalén y el Mar Muerto será completamente israelí. La solución consistente en dos Estados quedaría muerta y enterrada", afirma Sweilem a la AFP.
"Si no nos quedamos, nunca habrá un Estado palestino. Así que no nos moveremos", asevera.
Según la ONU, las expropiaciones de terrenos para la creación de Maaleh Adumim comenzaron en 1975, y desde entonces Israel se ha esforzado en echar a las comunidades beduinas de la zona.
- 'Un gueto de 12.000 personas' -
Sweilem afirma que sólo aceptará un realojo en el Neguev, donde los Jahalin vivían antes de crearse el Estado de Israel. Pero esas zonas han sido desde entonces repobladas.
De momento no se ha anunciado ningún plan para el desalojo de estos beduinos y su instalación en la ciudad de Nuweima, al norte de Jericó, que todavía no ha sido construida. El anuncio inicial se produjo en octubre.
La Administración Civil israelí, que gobierna los asuntos civiles en las partes de Cisjordania bajo su control, dijo que el plan fue elaborado al cabo de "decenas de reuniones con líderes de la comunidad, para entender las características y las necesidades de la población".
Los abogados de estos beduinos responden que el programa ignora sus necesidades y no fue debatido con ellos.
"Para una comunidad aquejada ya de una extrema pobreza y una falta de infraestructuras que respondan a sus necesidades, este proyecto sería sinónimo de desastre", dice Alon Cohen-Lifshitz, de la organización Bimkom, que defiende los derechos de planificación inmobiliaria de los palestinos residentes en zonas de Cisjordania bajo control israelí.
El abogado israelí Shlomo Lecker presentó esta semana un recurso ante la Corte Suprema por cuenta de los beduinos, en la que pide que se congele el plan de realojarlos en Nuweima, ya que según sostiene se elaboró sin dialogar previamente con ellos.
Y es que si se lleva adelante el proyecto, Nuweima será "un gueto de 12.000 personas", afirma Shlomo Lecker.
Las tierras que Israel quiere arrebatar a los beduinos "son zonas que el Estado quiere anexionarse", apostilla.