AFP (Agencia France-Presse)
KIEV. - El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, reiteró el martes a las autoridades de Kiev su apoyo frente a la amenaza separatista en el este del país alentada por Rusia, a la que le pidió que retire sus tropas de la frontera.
"Más comportamiento provocador llevará a mayores costos y más aislamiento", declaró Biden en conferencia de prensa con el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk.
"Llegó el momento de dejar de hablar y empezar a actuar (...). Necesitamos que se tomen medidas sin dilación", añadió Biden.
Por su parte, el presidente interino de Ucrania, Olexandre Turchinov, dijo que las acciones de los insurgentes prorrusos en el este de Ucrania anulaban el acuerdo de Ginebra destinado a reducir la tensión en el país.
En vez de desarmarse y de evacuar las administraciones ocupadas, los separatistas asaltaron la sede de la policía de Kramatorsk, violando así este acuerdo, declaró Turchinov.
"Desgraciadamente, Rusia y sus unidades terroristas presentes en Ucrania se niegan ostensiblemente a poner en marcha el acuerdo de Ginebra", firmado el jueves entre Ucrania, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea, lanzó.
Por su parte en conversación con un grupo de parlamentarios que incluía a varios candidatos a la presidencia, Biden calificó de humillantes las amenazas que pesan sobre Ucrania.
"Ustedes se enfrentan a problemas enormes, incluso podría decirse a amenazas humillantes", dijo Biden.
Estados Unidos "se mantiene al lado de Ucrania" de cara a la elección presidencial del 25 de mayo, que podría ser "la más importante de la historia de Ucrania", agregó el vicepresidente.
Esta visita de dos días tiene como objetivo exhortar a la "puesta en marcha urgente" del acuerdo de Ginebra, según un alto responsable de la delegación del vicepresidente.
El acuerdo prevé entre otros puntos el desarme de grupos armados ilegales y la evacuación de edificios ocupados, tanto por los proocidentales en Kiev como por los separatistas en el este.
- Rusia dispuesta a afrontar nuevas sanciones -
Pero en el terreno, cada uno mantiene sus posiciones y los insurgentes prorrusos pidieron durante el fin de semana a Moscú enviar tropas para proteger a la población, amenazada según ellos por los nacionalistas.
El lunes por la noche, los separatistas desplegaron a sus hombres, armados con fusiles de asalto, en los accesos a los locales de la comisaría de Kramatorsk, ciudad a medio camino de su bastión de Slaviansk y de Donetsk, capital de su autoproclamada "república".
Estados Unidos acusa a Rusia de manejar los hilos de la rebelión separatista en el este y amenaza con tomar nuevas sanciones contra Moscú.
"Es un camino sin salida", respondió el martes el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, en un discurso ante la Duma, la cámara baja del Parlamento.
"Pero si aún así algunos de nuestros socios occidentales deciden tomarlo, no tendremos otra opción más que hacer frente con nuestras propias fuerzas. Y ganaremos", añadió.
Pocas horas después de la llegada de Biden, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y su homólogo ruso, Serguei Lavrov, se acusaron mutuamente de no hacer nada para aplicar el acuerdo de Ginebra.
John Kerry exhortó a Rusia a tomar "medidas concretas" y llamó públicamente a los separatistas a "evacuar los edificios ocupados ilegalmente", indicó Jennifer Psaki, portavoz del departamento de Estado.
Por su parte, Lavrov respondió que Washington debía convencer a Kiev para que respete sus compromisos y presionar para "evitar que algunos exaltados provoquen un conflicto sangriento".
Lavrov denunció "la incapacidad y la falta de voluntad de las autoridades de Kiev de poner fin a los actos de violencia de Pravy Sektor (Sector Derecho)", grupo nacionalista paramilitar ucraniano.
El departamento de Estado norteamericano reveló el lunes unas imágenes entregadas por Kiev que muestran que separatistas armados en el este de Ucrania son en realidad militares o agentes de los servicios secretos rusos.
"No hay ni un solo militar ruso aquí", insistió el lunes ante la prensa Viacheslav Ponomarev, el "alcalde" autoproclamado de Slaviansk.
En Lugansk, a unos 150 km más al este, los separatistas, que ocupan la sede de los servicios de seguridad (SBU), nombraron el lunes a un "gobernador popular" y decretaron la organización de un referéndum el 11 de mayo para determinar si la región debe seguir formando parte de Ucrania o proclamar su independencia, antes de pedir una eventual incorporación a Rusia.
La decisión recuerda la organización de la misma votación en Crimea el 16 de marzo, que desembocó en su adhesión a Rusia.
Por otra parte, las autoridades rusas prohibieron por un período de cinco años la entrada a Crimea del líder de los tártaros de Crimea, Mustafa Djemilev.
El dirigente tártaro había boicoteado el referéndum.
La decisión contra Djemilev tuvo lugar al día siguiente de que el presidente ruso Vladimir Putin firmara un decreto de rehabilitación de los tártaros de Crimea, pueblo que había sido deportado por Stalin.