Bolivia celebra Año Nuevo Aymara 5517

Telesur, América

El Año Nuevo Aymara es el día más corto y la noche más larga del año, en los umbrales del cambio de estación del Otoño a Invierno y, para los agricultores andinos, el advenimiento del tiempo de preparación y tributo a la Pachamama (Madre Tierra, en aymara).

Bolivia celebra Año Nuevo Aymara 5517
El rito ancestral para celebrar el nuevo año en el mundo andino o  Año Nuevo Aymara 5517, inicia este domingo en Bolivia cuando el sol despunta detrás de las montañas de la Cordillera de los Andes, en las ruinas de la milenaria ciudad de  Tiwanaku, a 72 kilómetros de La Paz, donde se concentran miles de personas.

El presidente de Bolivia, el indígena aymara Evo Morales, se une de madrugada a la celebración, en la explanada del templete semi subterráneo del Kalasasaya, en medio de las ruinas de la ciudad de Tiwanaku, cuna de la civilización precolombina más longeva de América, nacida diez siglos antes de Cristo y que pereció poco antes de la llegada de los incas a estas tierras dominadas por el Lago Minchín, o Ballivián, ahora el celebérrimo Titicaca.

Decenas de caravanas de vehículos con bolivianos y extranjeros partieron desde La Paz hacia la ciudadela y, de acuerdo con autoridades municipales locales y las oficinas de Tránsito y Transportes, lo harán ininterrumpidamente hasta horas antes de que se produzca el fenómeno meteorológico del solsticio de invierno.

Se trata de un momento de suprema santidad, en el que los ancestros de los aborígenes andinos celebran hace más de cinco milenios y que corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a su mayor distancia angular al otro extremo del plano ecuatorial.

El Solsticio, considerado fuente de energía y renovación espiritual, se registra como fenómeno natural entre el 20 de junio y el 23 de junio en el hemisferio sur.

Es el día más corto y la noche más larga del año, en los umbrales del cambio de estación del Otoño a Invierno y, para los agricultores andinos, el advenimiento del tiempo de preparación y tributo a la Pachamama (Madre Tierra, en aymara).

Tiwanacu, una ciudad de 15 mil  habitantes, vive del turismo que recae sobre las ruinas de lo que fue, en el siglo VII después de Cristo, el centro ceremonial de la urbe más poblada del planeta.

Se estima que en el apogeo del estadio Urbano Maduro, Tiwanacu, una civilización que llegó a desarrollar tecnología agrícola de primera, tenía una población de 100 mil  habitantes, antes de desaparecer  entre los siglos IX y X.

En momentos en que los tiwanakotas tenían capacidad para cultivar papas de dos kilogramos y para deshidratar tubérculos y tornarlos imperecederos, una sequía secular, traída por un meteorito, se desató en esta parte del planeta, entre el Pacífico sur y el macizo andino.

El fenómeno telúrico desbarató la civilización, alrededor de cuyas ruinas se activaba el sábado una febril actividad comercial y social.

"Todo está preparado para recibir el 'Willka Kuti', porque es uno de los eventos importantes de Bolivia hacia el mundo ya que Tiwanaku es el centro espiritual de mayor relevancia que tenemos", dijo la alcaldesa de ese municipio altiplánico Eulogia Quispe.

Morales montará en helicóptero para aterrizar poco antes de la franja horaria, entre las 06H30 y 07H00 del domingo, cuando se prevé despuntará la luz solar.

Quispe explicó que las ruinas y la llegada de al menos 30 mil  visitantes serán resguardados por efectivos de la Policía, la Fuerza Naval, y la seguridad sindical de la población.

El programa de celebraciones arrancó este sábado con una ofrenda a la Madre Tierra en el cerro denominado Qimsachata.

Luego se inauguró una Feria de Biodiversidad y Arte Popular, a la que seguía una conferencia por investigadores arqueólogos y antropólogos sobre la civilización andina.


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