Bullhead, "un western belga" sobre la mafia de las hormonas apunta al Oscar
AFP (Agencia France-Presse)
BRUSELAS. - El sonado caso de la mafia belga de hormonas le vino como anillo al dedo al director Michael R. Roskam para su ópera prima "Bullhead", un filme sobre el trágico destino de un granjero, que apunta al Oscar al mejor filme extranjero representando a Bélgica.
Imagen del film Rundskop, Bullhead en inglés.
"El caso de la mafia de las hormonas en mi país fue tan extraordinario...fue como un regalo" para mí, dice Roskam en una entrevista con la AFP, pocos días antes de la ceremonia de los Oscar prevista el 26 de febrero, y del estreno internacional de su filme al que define como "un western flamenco".
Escrita y dirigida por Roskam, la película está basada en un hecho real: el asesinato en 1995 de un inspector de policía que investigaba la mafia de hormonas en Bélgica, uno de los países más afectados en Europa por el crimen organizado del tráfico de anabolizantes para engordar el ganado en el mercado negro.
Pero es sobre todo una película sobre un joven granjero de la región de Limburgo (noreste de Bélgica, de habla neerlandesa), quien se enfrenta a sus demonios tras una experiencia lacerante en su infancia que lo deja atrapado en un cuerpo bestial, inflado a base de hormonas y esteroides.
"Me gustan mucho las metáforas: quería mostrar la vulnerabilidad de un hombre atrapado en un cuerpo que no tiene nada de natural...A la vez vivimos en una era en que manipulamos todo, tanto el espíritu como la materia".
"Y sobre todo me intriga lo irremediable de los acontecimientos y cómo estos marcan nuestro destino", explica Roskam.
Y por cosas del destino, este director, que vivió casi toda su vida en el paisaje rural de la región flamenca donde se filmó Bullhead, está estos días promocionando su película, tras cinco años de filmación con un presupuesto de dos millones de euros.
"Celebré el hecho de estar nominado, y celebraremos el ganador, sea quien sea. La película ya no es mía, es una película belga", aseguró en voz baja y con tono pausado este director de barba poblada e intensos ojos azules.
"Es tanto de flamencos como de valones. Estoy contento de poder dar una buena noticia para Bélgica en momentos tan tristes", dice al referirse a la crisis económica y las divisiones lingüísticas entre el norte y el sur del país.
La película deja bien claro los distintos acentos de Bélgica. "Incluso usé dialectos ya que más que nada representan un lenguaje corporal", que imprimen más realismo a la película.
"Probablemente no entiendas lo que dicen -admite- pero lo sentirás y eso es lo que buscamos".
Habla en plural porque para Roskam detrás de su película hay un gran equipo. La mayoría de los actores y técnicos participaron en alguno de los tres cortometrajes que precedieron a Bullhead (Rundsdkop en neerlandés).
Junto a ellos, Roskam logró escenas de violencia dignas de los maestros del cine a los que venera como Martin Scorsese o Brian de Palma.
Probablemente algunos de ellos le sigan en su nuevo proyecto Le Fidele, una historia de amor enmarcada en el universo de gánsteres de los años 80 y 90 en Bruselas. Un recorrido que habrá que seguir, sobre todo después de que la revista Variety nombrara a Roskam como uno de los diez directores más prometedores en 2012.
El crimen es una constante para este director. Pero Roskam busca hechos reales de violencia para mostrar los sentimientos más universales como la impotencia, la compasión o la traición, con las justas medidas de humor y tragedia.
"No es una historia de éxito o con un mensaje positivo. Bullhead gusta porque sigue la dinámica de una tragedia: sabes que el final será malo, pero igual quieres ver la trama", dice Roskam sobre el filme que rezuma testosterona por todos lados, pero muestra la vulnerabilidad de un hombre al enfrentarse a situaciones extremas.
"Es como la vida: sabemos que vamos a morir, el asunto es cómo vamos a vivir. Y seguro que habrá muchos momentos de dolor y violencia".