Calixto Bieito estrena en Múnich su visión existencialista de 'Fidelio'

El periódico de Catalunya, Barcelona, España

BARCELONA, CÉSAR LÓPEZ ROSELL. - Calixto Bieito se pone filosófico. El polémico director español estrena hoy en la Ópera Estatal de Múnich su versión de Fidelio, la única ópera de Beethoven. Con un lenguaje estético pasado por el tamiz de la moderación, lejos de la violencia de su Don Giovanni y de otras producciones, el director se adapta a la «visión humanista» del autor y dibuja un «poema existencialista» que bebe, junto al mensaje del genio de Bonn, en las fuentes de Kafka y Borges.

Jonas Kauffman y Anya Kempe actúan en Fidelio
Jonas Kauffman y Anya Kempe actúan en Fidelio
Bieito se muestra satisfecho del resultado su montaje, que ha levantado una gran expectación. Todas las entradas para las diferentes funciones están agotadas. Después de su éxito con Parsifal, en Sttugart, donde tuvo la oportunidad de ahondar en la reflexión sobre las religiones, ahora puede explayarse «en la utopía de Beethoven, desarrollada en temas como el amor y el arte, que es el mejor reflejo de cómo se practica la libertad en Europa».
Fidelio es una òpera en dos actos. El libreto alemán de Joseph Sonnleithner fue escrito a partir de la comedia Leonora o el amor conyugal, de Jean-Nicolas Bouilly, inspirada en un suceso real en la época de la revolución francesa. La obra lírica narra la historia de Leonora, quien disfrazada de Fidelio rescata a su marido Florestán, encerrado en prisión y condenado a muerte por motivos políticos.
DIMENSIÓN PSICOLÓGICA / Bieito ha rechazado la posibilidad de ambientar la obra en el realismo de una demoledora dictadura, tal como sugiere una trama situada en una cárcel del siglo XVIII en Sevilla: «Para Beethoven esto solo era una anécdota. Su obra tiene una filosofía centroeuropea, tanto en lo musical como en su lectura dramatúrgica que hay que reforzar porque él no era un hombre de teatro». La vieja Europa pide, según el director escénico, una visión más próxima al hombre y sus problemas y la prisión exige «una dimensión interior más mental y psicológica».
Para acercar la ópera al público de hoy, Bieito ha jugado con la idea de un laberinto plasmado en escena con una estructura de metacrilato distribuido en diferentes niveles en los que se mueven, sujetos por arneses, los personajes. «En esos pasadizos interiores, donde los hombres se pierden en su agonía, está la esencia del montaje». Y habla de los callejones literarios de Harold Bloom, pero sobre todo de autores como Borges y Kafka, «que es quien mejor intuyó cómo sería el siglo XXI».
La película El proceso, de Orson Welles, es una de las fuentes de inspiración de esta puesta en escena que recrea los mecanismos opresores de la sociedad burocratizada. En el libreto ha incluido textos de esta obra kafkiana y tres poemas de Borges. La producción, dirigida musicalmente por Daniele Gatti, arranca con la obertura Leonora 3 y el recitado a cargo de la protagonista de los versos de El laberinto borgiano.
En medio, Bieito se ha permitido hacer subir a escena un cuarteto de cámara que interpretará una de las piezas de Beethoven que fue parte de la banda sonora de su juventud.
Un reparto de lujo, encabezado por el mediático Jonas Kauffman (Florestán), Anya Kampe (Fidelio), Steven Humes (Don Fernando) y Wolfgan Koch (Don Pizarro), da un gran peso a esta función. Bieito se siente satisfecho de la implicación de Kauffman. «Su entrega en los ensayos ha sido increíble. No es nada divo, y encarna a un antihéroe que es el álter ego de Beethoven, al igual que el Fidelio de la espléndida Kampe». También alaba al tirano Don Pizarro, «al que he convertido en un pobre hombre que necesita reafirmarse en cada momento».
OBSESIÓN POR LA SORDERA / Bieito sostiene que la obsesión por la sordera de Beethoven está presente en la obra. «Imagino al compositor incomunicado con los demás, deprimido, desgraciado en el amor. Y eso se refleja en el momento en el que Leonora se dispone a liberar a su marido, pero no lo reconoce hasta que puede identificar su voz».


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