Cameron admite complicidad de agentes británicos en un asesinato en Ulster
AFP (Agencia France-Presse)
LONDRES. - El primer ministro británico David Cameron reconoció el viernes en el parlamento la "complicidad inaceptable" de agentes británicos en el asesinato de un abogado católico en Ulster en 1989, subrayando que no hubo un "complot" a nivel de Estado.

Cartel denunciando el asesinato de Pat Finucane
El abogado, que había defendido a miembros del Ejército Republicano Irlandés (IRA), recibió 14 balazos. Su esposa también resultó herida. Un lealista, Ken Barrett, fue condenado en 2004 a 22 años de prisión por este asesinato.
Este caso provocó una fuerte polémica debido a sospechas de implicación de las fuerzas de seguridad.
Según este informe, "dos agentes, que trabajaban en esa época para servicios gubernamentales" y "otra persona reclutada tras el asesinato en un servicio del Estado" estuvieron implicados en el asesinato.
Estos agentes "favorecieron y facilitaron" el crimen, principalmente al comunicar informaciones de que disponían las fuerzas de seguridad británicas a los grupos paramilitares y hubo luego "una voluntad encarnizada de engañar a la justicia".
Sin embargo, no hubo una "conspiración general a nivel del Estado, para matar a Patrick Finucane", según este informe que descarta la hipótesis de una implicación de ministros de la época.
Cameron dijo que estas complicidades eran "inaceptables" y "escandalosas y pidió disculpas a los familiares de la víctima.
La oposición laborista pidió al primer ministro una investigación judicial, como exige la familia, pero Cameron estimó que no aportaría nada más.
La viuda del abogado, Geraldine Finucane, denunció el contenido del informe en una rueda de prensa, estimando que era sólo una manera de dehacerse del problema
"Es una farsa, es "una exoneración presentada como un examen independiente", dijo.
Irlanda del Norte (Ulster), provincia británica semiautónoma, vivió 30 años de violencia entre republicanos católicos y protestantes unionistas que dejaron más de 3.500 muertos. El acuero de paz del Viernes Santo de 1998 estableció un reparto del poder entre ambas comunidades.