Miles de universitarios, escolares y profesores intentaron marchar por la Alameda, principal arteria de la capital, pero el gobierno no había autorizado la protesta y fueron dispersados por la Policía, que utilizó gases lacrimógenos y carros lanza-agua, comprobó la AFP.
La acción de la policía fue respondida por los estudiantes con piedras, fogatas y barricadas que levantaron los estudiantes.
Las protestas se extendieron a otras 12 ciudades chilenas.
El subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, dijo que "la cifra de detenidos llegó a 552 personas, por desórdenes públicos, porte ilegal de armas y porte de artefactos explosivos, y 29 Carabineros quedaron lesionados, uno de ellos en estado grave".
Asimismo, situó en unas 5.000 personas la participación en las manifestaciones.
Ante la imposibilidad de marchar, unos 200 estudiantes tomaron la estación televisiva Chilevisión para expresar sus demandas, y la abandonaron de manera pacífica 40 minutos después tras grabar un mensaje.
El tono del gobierno frente a la protesta lo expresó el vocero presidencial Andrés Chadwick, quien dijo que "hemos tenido toda la prudencia para hacer respetar los derechos de expresión pero llega un límite. Los estudiantes no son los dueños de este país".
"Creemos que tenemos todo el derecho constitucional a manifestarnos, sobre todo por la Alameda, pero no se dejó que los compañeros llegaran a Plaza Italia porque la policía comenzó a reprimirnos", dijo por su parte Rodrigo Rivera, dirigente de los escolares, a la prensa local.
"El centro de Santiago se encuentra en estado de sitio", dijo Camila Vallejo, una de las principales dirigentes de los estudiantes universitarios. "Es un derecho. Nadie nos puede reprimir por congregarnos en espacios públicos", agregó.
En ese ambiente tenso los estudiantes dieron este jueves al gobierno un plazo de seis días para que dé una respuesta seria a sus demandas, que incluyen una reforma constitucional para alcanzar una educación pública de calidad y gratuita, y que se acabe con el lucro en las universidades, prohibido en la legislación chilena pero burlado a través de resquicios legales.
Patricio Contreras, a nombre de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), señaló que "incitamos al gobierno a dar respuestas serias, concretas y coherentes a nuestras demandas históricas. Para esto, el Ejecutivo tiene un plazo de seis días, a partir de esta jornada".
La respuesta del gobierno fue inmediata: "no entendemos como respuesta emplazar al Gobierno en la forma como lo han hecho. Al Gobierno no se le emplaza de esa manera", declaró Chadwick.
Chadwick recordó además que el lunes el gobierno entregó una propuesta de 21 puntos y que los estudiantes se comprometieron a responder el viernes.
"Esperamos que el día de mañana los dirigentes respondan con seriedad. Así que vamos a esperar lo que ocurra el día de mañana y de ahí vamos a decidir las acciones que el gobierno tiene que emprender", agregó.
En la noche del jueves centenares de personas respaldaron las manifestaciones estudiantiles en Santiago con un 'cacerolazo', una protesta que se implantó durante la dictadura militar chilena (1973-1990) y que nunca se había producido en tiempo de democracia.
Desde los balcones y en las calles cientos de personas golpearon cacerolas con cucharas de metal en una protesta que se fue extendiendo en diferentes barrios de la capital, comprobó la AFP.
La policía dispersó a las personas que salieron a las calles a avivar el cacerolazo, y que apoyaban a los estudiantes que pidieron a la población unirse a su reclamo.
Las manifestaciones de este jueves se unen a otras protestas que los estudiantes llevan realizando desde hace dos meses, cuando estalló el conflicto, como huelgas de hambre de decenas de escolares y la ocupación de centenares de colegios y universidades.
Antes de la jornada de este jueves, los estudiantes realizaron tres marchas en que convocaron a unas 80.000 personas en cada una.