Colombia deja el glifosato y busca nueva estrategia contra cultivos ilícitos

AFP (Agencia France-Presse)

Bogotá, Colombia. - Colombia dejará de utilizar el glifosato ante los riesgos que impone a la salud y su falta de eficacia en la erradicación de la hoja de coca, por lo que el gobierno deberá definir una nueva hoja de ruta para combatir estos cultivos ilícitos.

Así lo anunció este sábado el presidente Juan Manuel Santos, quien dijo que pedirá al Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) "que en su próxima reunión (del viernes 15) suspendan el uso del glifosato en la aspersiones contra los cultivos ilícitos".

El CNE, conformado por varios ministros, deberá, antes del 1 de octubre, definir una nueva hoja de ruta contra los cultivos ilícitos en sustitución de la aspersión, apuntó Santos.

"Quiero ser muy claro: que esto no se interprete que vamos a bajar la guardia en la lucha contra el narcotráfico", aseveró el mandatario.

Colombia, el mayor productor mundial de cocaína junto a Perú, según la ONU, fumiga desde hace años varias zonas del país con glifosato en el marco de un intenso programa de erradicación de cultivos ilícitos de coca.

Santos, que fue aplaudido al hacer el anuncio, dijo que tomó la decisión con base en sugerencias del Ministerio de Salud y luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalara al glifosato como "probable" cancerígeno.

"Las recomendaciones y los estudios que le llegaron al ministerio de Salud muestran claramente que sí existe ese riesgo", señaló el presidente colombiano.

El tema ha provocado polémica en Colombia en los últimos días, incluso dentro del mismo gabinete, porque pese a la recomendación de la cartera de Salud, su similar de Defensa ha defendido el uso de este pesticida.

Estados Unidos, aliado de Colombia en la lucha contra el narcotráfico, y que proporciona aviones y pilotos para las fumigaciones en el territorio nacional, también se pronunció al respecto.

"El glifosato es usado en todos los estados de mi país y créame que ya habríamos tomado medidas si hubiera algo malo", dijo recientemente el subsecretario de Estado Anthony Blinken al diario El Tiempo.

Por su parte, el expresidente y actual senador Álvaro Uribe, férreo opositor de Santos, rechazó la decisión del mandatario.

"Gbno anuncia lo anticipado, sin remplazo para el glifosato suspenden fumigación y avanzan cultivos ilícitos", escribió en su cuenta de Twitter.

Contra la suspensión del glifosato también habló el procurador general, Alejandro Ordóñez, encargado de vigilar a los funcionarios públicos en el país.

"El desmonte de la política contra los cultivos ilícitos en Colombia es la cereza para la muerte definitiva de la fumigación de la coca", aseguró el funcionario, en declaraciones recogidas por Caracol Radio. 

 

- Eficacia en duda -

 

Además del eventual riesgo para la salud de los colombianos, Santos justificó su decisión en que "hay muchos estudios que señalan que el glifosato no es tan eficaz como mucha gente dice", entre otras cosas, porque "los narcotraficantes se han encargado de buscar formas para protegerse de las aspersiones".

Para Daniel Mejía, director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la bogotana Universidad de los Andes, esa baja efectividad también reside en que los cultivadores están dispuestos a volver a sembrar rápidamente.

"Si el avión pasa y efectivamente destruye el cultivo, los cultivadores de coca tienen semilleros listos para resembrar", dijo el experto a la AFP. 

Así, Mejía, quien ha liderado estudios sobre la política antidrogas en Colombia, aseguró que la efectividad del pesticida es de 3,5%, lo que "significa que eliminar una hectárea (de coca) con glifosato le cuesta a Estados Unidos y a Colombia 72.000 dólares". 

"Este es un costo bastante alto", señaló.

Según el experto, los estudios en Colombia han mostrado que las aspersiones con glifosato tienen efectos negativos dermatológicos, respiratorios y reproductivos, al provocar pérdida de embarazos.

Entre 2000 y 2007, Colombia aplicó un fuerte programa de erradicación de cultivos ilegales en la frontera con Ecuador, en el marco de un millonario plan antidroga financiado por Estados Unidos, que fue denunciado por Quito y que llevó a la suspensión de la aspersión aérea en las cercanías de la zona limítrofe hace un par de años.

Ecuador se quejó precisamente de que el pesticida afectaba la salud de su población y sus cultivos agrícolas.



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