Con los talibanes paquistaníes bajo la amenaza de los drones estadounidenses
AFP (Agencia France-Presse)
BANNU. - Nada atemoriza más al talibán Tariq Wazir que el zumbido de los drones (aviones teleguiados) que, invisibles, lanzan casi a diario sus misiles en las zonas tribales paquistaníes, feudo de los insurgentes islamistas y principal santuario de Al Qaida en el mundo.

Los famosos aviones sin pilotos, utilizados desde 2004 por el ejército estadounidense y la CIA para atacar a los talibanes y a Al Qaida en las zonas fronterizas con Afganistán, tienen nombres reveladores: "Predator" (Depredador) o "Reaper" (Guadaña, alegoría de la muerte).
Unos nombres que podrían tomarse a broma de no ser porque sus misiles Hellfire (fuego del infierno) reducen a cenizas los campos de entrenamientos, vehículos e incluso las viviendas de estos rústicos y aguerridos combatientes, convertidos en el enemigo número uno de las fuerzas estadounidenses.
Los expertos de la región coinciden en que en esas zonas montañosas, a veces inexpugnables, los drones constituyen una amenaza permanente e invisible y contribuyen a disminuir la capacidad de organización de los insurgentes.
De hecho, el grupo de periodistas guiados por Tariq, que debía llevarles hasta Hakimulá Mehsud, el jefe de los talibanes aliados de Al Qaida, no alcanzó su meta a pesar de cuatro días de travesías nocturnas, para evitar precisamente la acción de los aviones teledirigidos.
En los tres últimos años, la región fronteriza ha sido el escenario de 236 ataques de drones estadounidenses, que han provocado al menos 1.767 muertos, según los militares y los servicios de inteligencia paquistaníes.
"He perdido a 20 amigos en ataques de los drones", reconoce Tariq. "Los drones han limitado nuestros movimientos, prestamos atención antes de cambiar de lugar", explica.
Imposibilitados de seguir avanzando "por razones de seguridad", el grupo abandonará su objetivo al cabo de cuatro días.
En las largas horas de espera, Tariq explicó cómo eran de felices los ya lejanos días en los que podía comunicarse por teléfono celular y desplazarse con total libertad por esas zonas limítrofes con Afganistán.
Actualmente, no puede comunicarse más que con "correos" humanos y sólo se desplaza de noche, mientras que las horas del día las dedica a rezar y a la lectura, escondido en casas de ladrillos de tierra seca, con fama de ser un lugar seguro.
El periplo de los periodistas ha necesitado forzosamente una sofisticada lógica en su inicio, pero encontró sus límites por la amenaza llegada del cielo de Waziristán del Norte, donde el ejército sólo abandona sus cuarteles con mucha precaución y donde los dueños del lugar son los talibanes paquistaníes o afganos de la red Haqqani, la bestia negra de los soldados estadounidenses que se encuentran al otro lado de la frontera.
Para camuflarse en el entorno, los combatientes que acompañan a los periodistas llevan los vestidos típicos de la región. Raramente se separan de sus fusiles de asalto kalashnikov y de sus granadas, aunque no llaman la atención en una región donde sus habitantes se desplazan fuertemente armados desde hace siglos.
En las zonas menos seguras, pueden camuflar fácilmente sus armas bajo los espesos mantones de lana que visten estos hombres desde que comienza el invierno.
A partir del atardecer, el grupo se desplaza en coche con las luces apagadas para evitar ser descubiertos por los "espías", informadores locales pagados por la inteligencia paquistaní o por los estadounidenses, que después utilizan esa información para marcar los objetivos de los drones.
A la llegada a esas casas de barro, a los periodistas y sus acompañantes les esperaban copiosas comidas, con ternera, cordero o pollo, y las "halwas", unas golosinas azucaradas que vuelven locos a los locales.
Una de las noches, el grupo se entretuvo en la lectura de un periódico que explicaba el episodio de un drone de observación estadounidense abatido en el vecino Irán, según el gobierno de Teherán.
"¿Habéis visto lo que ha hecho Irán? ¿Por qué nuestro gobierno no hace lo mismo?", se pregunta uno de ellos. "Les han untado de dólares, han vendido todo Pakistán a los norteamericanos", responde otro.
Los talibanes provienen de los fundamentalistas islámicos, tanto afganos como extranjeros, que lucharon contra la invasión soviética de Afganistán, de 1979 a 1988. En esa lucha, fueron financiados, entrenados y armados por Estados Unidos.
En la década de los 90, cuando tomaron el poder en Afganistán tras una guerra civil de cuatro años(1992-1996), Estados Unidos siguió financiándoles.
Después de 2001, y la invasión estadounidense de Afganistán, el gobierno de EE UU afirma que ya no les financia, y son oficialmente enemigos en Afganistán y Pakistán.