AFP (Agencia France-Presse)
Ouagadougou, Burkina Faso. - Tras la caída del presidente burkinés Blaise Compaoré, que huyó a Costa de Marfil, la incertidumbre reinaba este sábado en Burkina Faso, donde dos altos mandos militares declararon haber asumido las funciones de jefe de Estado.
En la noche del viernes al sábado, el número dos de la guardia presidencial, el coronel Isaac Zida, anunció que asumía "las responsabilidades de jefe de la transición y de jefe de Estado para garantizar la continuidad del Estado" y "una transición democrática".
Contradecía así, tachándolas de "caducas", las declaraciones del jefe del Estado Mayor, el general Nabéré Honoré Traoré, quien el viernes había asegurado asumir el cargo de jefe de Estado, un día después de ordenar la disolución del gobierno.
La Constitución prevé que el presidente de la Asamblea Nacional asegure la interinidad en caso de "vacío de poder", pero el coronel dijo haberla suspendido.
Zida, que ahora debería reunirse con Traoré, invitó al "conjunto de los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil" a definir los "contornos y contenidos" de una "transición democrática apacible".
Compaoré se vio obligado a dimitir el viernes. El jueves, el ejército tomó el control del país, después de una insurrección popular contra la voluntad del mandatario de perpetuarse en el poder, que tomó en 1987.
- Calma tras la tormenta -
La situación era de calma el sábado por la mañana en las calles de Uagadugú, la capital, y en Bobo Dioulasso (sur), la segunda ciudad del país, donde estos días se produjeron violentos altercados.
En el centro, la circulación era normal y los pequeños comercios se encontraban abiertos, pese a que el mercado central y los bancos seguían cerrados, constató la AFP.
Llamados por el Movimiento Ciudadano (colectivo de jóvenes al frente de la movilización contra el expresidente Compaoré), grupos de personas limpiaban las calles de los restos de la batalla campal vivida los días precedentes.
"Estamos confusos como todo el mundo, ahora esperamos que la situación se aclare", explicaba a la AFP Guénolé Sanou, de 32 años. "Yo quiero un presidente civil que garantice la paz y respete la Constitución", opinaba.
El anuncio de Traoré el viernes provocó la cólera en las calles de la capital, e incluso dentro del Ejército, por ser considerado demasiado cercano a Compaoré.
En este contexto, Zida cuenta con el visto bueno de una parte de la sociedad civil.
La oposición no se posicionó abiertamente. "Ellos tienen que organizarse. Espero que logren entenderse", dijo a la AFP el jefe de la oposición Zéphirin Diabré, preguntado por la división en el ejército.
En el nuevo escenario político resonaba otro nombre: en los días anteriores, muchos de los miles de manifestantes pidieron al general retirado y ex ministro de Defensa Kwamé Lugué que tomara el control, al grito de "Kwamé Lugué al poder".
Desde hace 27 años, Burkina Faso solo ha conocido un presidente, Blaise Compaoré. Éste participó en tres golpes de Estado, el último en 1987, que le permitió llegar al poder acabando con la vida de Thomas Sankara, icono del panafricanismo.
Su intención de revisar la Constitución para volver a presentarse a las elecciones en 2015, abriendo la puerta a tres nuevos mandatos y 15 años más en el poder, fue la gota que colmó la paciencia de la población.
Varias manifestaciones masivas que desembocaron en disturbios, pillajes e incluso en la quema del Parlamento, obligaron a dimitir al presidente, que según testigos se encuentra actualmente en Costa de Marfil.
La caída abrupta de Compaoré supone un aviso para otros presidentes africanos que podrían tener la tentación de enmendar la Constitución para mantenerse al mando.
Cuatro países -República Democrática del Congo, Burundi, Congo Brazzaville y Benín- se estarían planteando revisiones similares.