Controversia en Italia por escasos festejos de 2.000 años de muerte de Augusto

AFP (Agencia France-Presse)

ROMA. - Varias controversias surgieron durante la conmemoración en Roma esta semana de los 2.000 años de la muerte del primer emperador romano, Augusto, emblema del gobernante que cambió la historia de Occidente con un prolongado periodo de paz y prosperidad.

Hijo adoptivo de Julio César, Augusto nació el 23 de septiembre del año 63 antes de Cristo y murió el 19 de agosto del año 14 después de Cristo.

Augusto, que reinó 60 años, inició a la inédita Paz Romana, una era marcada por la expansión del imperio romano, a través de la asimilación de la cultura y hasta de la religión de los pueblos conquistados, lo que le permitió realizar notables reformas para la organización del Estado, crear nuevas instituciones, reestructurar el ejército y fomentar la cultura.

"Roma ha perdido una gran ocasión", tituló el diario La Stampa tras recordar que en 1937, con ocasión de los dos mil años del nacimiento, el dictador Benito Mussolini organizó una imponente exposición que congregó a un millón de visitantes, en una época en que no existía el turismo de masas.

La Ciudad Eterna, que recibe al año cerca de 46 millones de turistas según la Organización Mundial del Turismo, ha organizado este año una serie simposios, renovado algunas salas del Museo Palatino, ampliado la visita de la Casa de Augusto y a la Casa de Livia, su mujer, lo que para algunos observadores resulta insuficiente ante la magnitud del personaje.

"Era un genio absoluto, un político, representa un momento culminante en la vida del imperio romano,", sostiene el profesor Alejandro San Francisco.

 

- Conmemorar al emperador -

 

Muchos observadores esperan que el programa de conmemoraciones rinda honor al sucesor de Julio César, cuyas creaciones en el ramo político y cultural significaron mucho para los siglos posteriores, como la influencia del latín y de las lenguas derivadas de él así como el modo de organizar pacíficamente la sociedad.

La apertura excepcional del mausoleo de Augusto, en el corazón de la ciudad, fue todo un desafío el martes ya que se había inundado y los tres grupos privilegiados de turistas italianos y extranjeros con autorización a entrar corrieron el riesgo de no poder hacerlo.

El monumento, a pocos metros del Ara Pacis, --un magnífico altar edificado en la época de Augusto para celebrar la paz--, está casi abandonado, cubierto de matas, papeles, basuras, donde duermen hasta vagabundos.

"Se necesitan doce millones para su restauración, que todavía no se han encontrado", sostiene Mattia Feltri en la Stampa.

"En Tokio, Nueva York o Londres habrían aprovechado la ocasión para hacer de todo, hasta un luna park para ganar millones de euros", lamenta.

El éxito alcanzado por el juego de luces con proyecciones sobre el Ara Pacis, --restaurado en 2006 por el célebre arquitecto Richard Meir--, logró tal éxito el martes que el alcalde de la capital, Ignazio Marino, decidió prolongarlo hasta el 7 de septiembre.

Para celebrar al hombre "que encontró una Roma de barro y la convirtió en una Roma de mármol", el conocido periodista Piero Angela reproduce todas las noches en los mercados de Trajano el Foro de Augusto con todas sus maravillas.

Durante cinco meses, hasta el próximo 18 de septiembre, será posible realizar un viaje en el tiempo para admirar los lugares en los que el hombre más potente del mundo tomaba decisiones hace 20 siglos.

Gracias a la tecnología audovisual, el foro del emperador romano está cobrando vida con el espectáculo "Foro de Augusto. 2000 años después", que permite al visitante descubrir en 40 minutos majestuosas salas del Senado, columnas y templos así como la decadencia de Roma tras siglos de riqueza y opulencia.

"Era una persona profunda y no un hombre de espectáculo. Un constructor y no un conquistador. Un hombre de paz y no de armas. Por ello atrae menos", escribió el historiador italiano Umberto Broccoli.

Si para algunos las autoridades de la Ciudad Eterna han sido incapaces de organizar la fiesta que se merecía el emperador, Roma ha querido recordar con dos veladas de lecturas que Augusto fue también un impulsor de la poesía: sus hombres de letras fueron: Ovidio, Horacio, Virgilio, intelectuales que forjaron el sueño romano.



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