Crisis abierta en el partido islamista en el poder en Túnez

AFP (Agencia France-Presse)

TÚNEZ. - El partido islamista en el poder en Túnez, Ennahda, se enfrentaba a una crisis ante la decisión del primer ministro, Hamadi Jebali, de dimitir si no consigue formar un gobierno apolítico de tecnócratas como anunció que era su intención después del asesinato del opositor de izquierda Chokri Belaid.

Este anuncio se produjo cuando más de 3.000 personas se manifestaban en las calles de Túnez para rechazar los planes de Jebali, número dos del partido, que desde el miércoles, día del asesinato, expresó su deseo de formar un nuevo gabinete rechazado por la dirección del partido.
El primer ministro declaró estar dispuesto a dimitir si no lograba un amplio apoyo de la clase política a su futuro gobierno en unos días, mientras más de 3.000 seguidores de su partido tomaban las calles para mostrar su rechazo a este plan.
Jebali se mostró decidido a reemplazar el gabinete existente, incluidos los tres ministerios clave controlados por el partido islamista, durante una entrevista de televisión este sábado.
"Todos los ministros serán independientes, incluido el de Interior, Justicia y Asuntos Exteriores", declaró Jebali a la cadena de información France 24 que le preguntó por el futuro de estos ministerios clave a los que el partido Annahda se niega a renunciar.
"Presentaré el equipo como muy tarde a mediados de la semana que viene. Si es aceptado (...) continuaré asumiendo mis funciones de jefe del gobierno, si no, pediré al presidente de la república que busque a otro candidato para componer un nuevo gobierno", declaró este sábado a los medios tunecinos.
Este desarrollo de los acontecimientos corre el riesgo de sumir todavía más al país en la crisis, ya que desde hace meses Annahda no logra ponerse de acuerdo con sus aliados laicos, entre los que se encuentra el presidente Monsef Marsuki, sobre una remodelación gubernamental, y la inseguridad y los conflictos sociales se multiplican.
"Tuve que tomar esta decisión sin consultar a los partidos políticos el día del asesinato (del opositor Shukri Belaid) por miedo a que el país se hundiera en el caos y la irracionalidad", añadió.
Es la primera vez que Jebali, número dos de Ennahda, el partido islamista en el poder, hace referencia a su dimisión. Las divisiones en el seno del partido enfrentan a los moderados, de los que forma parte, y a un ala radical detrás del líder Rashed Ghannoushi.
Jebali consideró también que no necesitar consultar a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), donde Annahda dispone de 89 de los 217 escaños.
Antes de que Jebali realizara estas declaraciones, Annahda convocó a sus partidarios a manifestarse contra la iniciativa del primer ministro y la "injerencia" de Francia.
"Francia lárgate" y "El pueblo quiere proteger la legitimidad de las urnas", gritaban los manifestantes en la avenida Habib Bourguiba, eje neurálgico del centro de la capital donde se encuentra la embajada de Francia y epicentro de la revolución que en 2011 derrocó al entonces dictador Sin Al Abidin Ben Ali.
La referencia a la "legitimidad" hace alusión a la importancia del voto de la ANC para toda decisión política, incluida la formación de un nuevo gobierno.
Desde octubre de 2011, Túnez está dirigido por una coalición integrada por Annahda y dos pequeños partidos de centro-izquierda, entre ellos el del presidente.
Las divisiones entre liberales e islamistas en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente bloquearon el progreso en la elaboración de una nueva Constitución.
La manifestación también tenía por objetivo cargar contra "la injerencia francesa", después de que el ministro francés de Interior, Manuel Valls, denunciara esta semana un "fascismo islamista" tras el asesinato del político opositor Shukri Belaid.
Con respecto a estas declaraciones, Jebali juzgó "cerrado el incidente", ya que expresó su descontento al embajador de Francia el jueves.
Esta situación se añade a la multiplicación de los conflictos sociales debido al paro y la misera, dos factores clave en la revolución de 2011. Sin olvidar el repunte de grupos yihadistas responsables de sangrientos ataques, entre ellos el llevado a cabo contra la embajada estadounidense en septiembre.
La movilización islamista de este sábado es la primera después del asesinato el miércoles en Túnez de Shukri Belaid, que fue enterrado el viernes en presencia de varias decenas de miles de personas que coreaban consignas contra Annahda.
Prueba de que las autoridades temen que la situación se vuelva a desbordar, el ejército fue desplegado este sábado.
El partido islamista negó toda responsabilidad en el asesinato del opositor, aunque milicias favorables al poder, la Liga de la Protección de la Revolución, son acusadas de ataques contra los opositores y militantes sindicales.
La muerte de Chokri Belaid desencadenó una oleada de violencia a través del país que costó la vida a un policía.


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