AFP (Agencia France-Presse)
RIAD. - Una crisis sin precedentes estalló en el club de las monarquías árabes del Golfo, después de que tres miembros, encabezados por Arabia Saudita, decidieran el miércoles aislar a Catar, al acusarlo de apoyar activamente al movimiento islamista.
Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin llamaron a consultas a sus embajadores en Catar, alegando injerencias de Doha en los asuntos de sus vecinos, lo que supone una novedad desde la fundación en 1981 del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).
Catar lamentó la decisión de sus tres vecinos y afirmó que no tomará medidas similares. "Catar no retirará a sus embajadores en estos países", indicó el consejo de ministros catarí el miércoles en un comunicado.
Esta decisión provocó una caída del 2% de la bolsa de Catar al cierre de los mercados.
Esta decisión se anunció un día después de una reunión "tumultuosa", según la prensa, de los ministros de Relaciones Exteriores de las monarquías árabes del Golfo en Riad.
"Los países del CCG hicieron enormes esfuerzos para contactar con Catar a todos los niveles a fin de ponerse de acuerdo sobre una política unificada [...] que garantice la no injerencia de forma directa o indirecta en los asuntos internos de cada uno de los países miembros", según el texto de un comunicado de los tres países.
"Se pidió a Catar que no respalde ninguna acción que pueda amenazar la seguridad y la estabilidad de los Estados miembros", agrega el comunicado citando en especial las campañas en los medios de comunicación, en referencia a Al Jazeera.
Esta cadena, una herramienta diplomática de Catar, apoya a los islamistas, en especial, en Egipto, según los especialistas.
- Egipto y Siria como desencuentros -
El comunicado subraya que, a pesar del compromiso de respetar estos principios por parte del emir de Catar, el jeque Tamim ben Hamad al Thani, su país no lo ha hecho.
Este compromiso del emir catarí lo expresó durante una minicumbre en noviembre con el emir de Kuwait y el rey de Arabia en Riad, destinada a superar el desacuerdo entre Doha, por un lado, y Riad, Abu Dabi y Manama, del otro, sobre la relación con el nuevo poder instalado por el ejército en Egipto en julio de 2013, tras derrocar al presidente islamista, Mohamed Mursi.
"Los tres países han perdido la esperanza de un cambio en la política de Catar", indicó a la AFP el analista emiratí Abdeljaleq Abdala.
"El emir de Catar no pudo cumplir su compromiso [...] Parece que la vieja guardia continúa activa e influyente en Catar", apuntó el analista en referencia al entorno del jeque Hamad ben Jalifa al Thani, que abdicó en junio en favor de su hijo Tamim.
Para Abdala, la presión sobre Catar buscaría "un cambio de su política, desde ahora inaceptable a nivel árabe y regional".
Entre los desacuerdos figuraría la coordinación entre Catar y Turquía en el conflicto sirio, "a expensas de la monarquías del Golfo", añadió.
Catar apoya abiertamente a los Hermanos Musulmanes que perdieron el poder en Egipto, mientras que los tres otros países aportaron un apoyo masivo político y económico al nuevo poder egipcio.
Asimismo, Riad, Abu Dabi y Manama acusan a Doha de dar apoyo a los islamistas próximos a los Hermanos Musulmanes en sus países. Decenas de ellos fueron condenados a prisión en Emiratos Árabes Unidos.
En febrero, Emiratos llamó a consultas a su embajador en Doha para protestar contra los comentarios del influyente predicador islamista Yusef al Qardawi, que acusaba a Abu Dabi de hostilidad contra los Hermanos Musulmanes.
Dos países forman también parte del CCG: Kuwait, que preside el grupo regional y acogerá a finales de marzo una cumbre árabe, y el sultanato de Omán, conocido por su cautela.