Cristina ya no esconde que intenta tumbar a Daniel Scioli

Clarín, Argentina

BUENOS AIRES. - Cristina quiere que Scioli renuncie. Esa es la conclusión de lo que un intendente contó que la Presidenta dijo –a él y a otros alcaldes que De Vido arrimó a Olivos– sobre el gobernador bonaerense. “Que se vaya de la Provincia, que la gobierno yo” , habrían sido sus palabras ante gente también urgida, como el descalificado gobernador, por la falta de fondos.

Cristina Fernández-izquierda-y Daniel Scioli
Cristina Fernández-izquierda-y Daniel Scioli

 Luego, como ocurre cuando se desnuda el verdadero objetivo presidencial, el lenguaraz intendente de Lanús explicó que no fueron palabras de Cristina sino su propia interpretación de los hechos. A esta altura de lo que se habla, y la Casa Rosada avala, es que el gobernador debe dejar su cargo y Mariotto asumir el poder.

El vicegobernador conspira todo el tiempo contra su compañero de fórmula, como Victorio Calabró lo hacía, en los 70, contra Oscar Bidegain, gobernador sostenido por la Juventud Peronista.

Se dirá que Scioli no es Bidegain, que fue miembro de la rama política de Montoneros, y que Mariotto no se parece a Calabró, el metalúrgico que tuvo una alianza objetiva con los militares. Pero lo que se repite es un patrón: la traición .

El asedio pone a Scioli en una situación inédita en su historia política: lo quieren tumbar. Y cuando Cristina se propone algo, es difícil hacerla cambiar.

El que la llamaba a la realidad, Néstor Kirchner, ya no está . Ahora sólo existe el mundo de Cristina, aquel que tan bien describe Abal Medina, custodio del relato oficial.

 La apuesta es averiguar a quién le va a creer la sociedad . ¿A Cristina, acusando de inútil al gobernador? ¿A Scioli, víctima, papel que interpreta con solvencia? La conferencia de prensa que ofreció ayer el gobernador mostró que es lo que él cree: apuntó a negar confrontación con la Presidenta , mostrarse como un político sensible a las necesidades de los trabajadores y trabajando para enfrentar esas dificultades, se puso por encima de las querellas de los funcionarios nacionales que salieron a descalificarlo y, trascartón, ratificó sus aspiraciones presidenciales. Agradeció, además, a los dirigentes de la oposición por su colaboración frente a la crisis.

Salió a romper el silencio con un método que la Presidenta considera que sólo se usa “para molestar” , como lo explicó Abal Medina, creído que, si no es Cristina, él puede ser el continuador del “modelo”.

 El gobernador había creído que llegaría el dinero para los aguinaldos. Por presión de la Casa Rosada, firmó el revalúo impositivo que lo distanció de los productores agropecuarios. Esa decisión, sin embargo,no aflojó la cuerda .

 Luego recibió a un emisario de Cristina que le prometió tregua. Scioli, otra vez, fue desairado .

 Ahora quedó librado a su propia suerte y, aunque lo niegue, sabe que lo que está en juego es su cabeza . La batalla política excede a la Provincia y el oficialismo quiere aplastar cualquier aspiración a suceder a Cristina.

Scioli, ayer, avisó que no se ha bajado y que, con sus armas, dará pelea.

Ricardo Kirschbaum



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