Cuatro años después de la guerra israelí, el sur de Líbano sigue minado
AFP, Agence France-Presse
Casi cuatro años después de la devastadora guerra de Israel contra el Hezbolá, en la que el ejército israelí lanzó más de cuatro millones de bombas racimo en el sur del Líbano, Mohammad Hajj-Mussa apenas puede hablar del día en que perdió sus piernas.
"Me hallaron en un arroyo cuatro horas después de la explosión", recuerda Mohammed, un refugiado palestino de 15 años que habla en su maltrecha casa familiar, en el campo de refugiados de Al Bass, en Tiro.
"Recuperé la conciencia cuando me sacaban del agua, y me di cuenta de mis piernas habían sido destrozadas" por la explosión, dice.
El mismo día, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 1701, y tres días después, la guerra terminaba. Había durado un mes.
Durante la guerra, los aviones israelíes lanzaron sobre el sur de Líbano más de cuatro millones de bombas racimo, 90% de las cuales en las 72 horas anteriores al alto el fuego, tras la aprobación de la Resolución 1701, subrayan la ONU. Casi un 40% de las submuniciones no estallaron.
Estas submuniciones han matado a 46 personas y mutilado a más de 300 civiles desde 2006, según el ejército libanés y las Naciones Unidas. La mayor parte de víctimas han sido zapadores, campesinos y niños, que suelen confundir estos objetos brillantes con juguetes.
Israel entregó el año pasado mapas para localizar las bombas racimo y las minas en Líbano, pero, según el ejército libanés, se trata de documentos inexactos e incompletos.
El próximo 4 de abril, Día Mundial de Conciencia y Acción contra las Minas, los militantes libaneses van a plantar árboles en las zonas minadas que han sido limpiadas.
Mientras tanto, las esperanzas de las víctimas se desvanecen junto con el fondo para la ayuda y para la limpieza de las minas, que disminuye en parte debido a la crisis económica mundial.
"Nos faltan fondos y la cosa es seria", indicó el coronel Rolly Fares, jefe del programa del ejército de ayuda a las víctimas de las minas.
Más de 197.000 bombas racimo han sido desactivadas desde el final de la guerra de 2006, añadió, pero cientos de miles siguen amenazando a la gente.
"Hemos limpiado alrededor de 52% de los 45 km2 afectados, pero tenemos cada vez menos equipos por falta de fondos", precisó.
Maha Shuman Jebahi, de la Lebanese Handicap Welfare Association, dijo que muchas víctimas esperan prótesis. "¿Cómo explicar a alguien que se le puede dar ayuda psicológica, pero no una pierna?", añadió.
Jaled Yamut, que dirige el programa de acción contra las minas terrestres de la Norwegian People's Aid, explicó que el presupuesto de su organización se redujo en un 25% este año y que disminuirá en un 50% el próximo año.
"El gobierno solo no puede garantizar la seguridad del terreno a los civiles", dijo, agregando que "la tarea es gigantesca".
Muhammad, por su lado, se niega a reconocer la derrota.
"Esas no están bien", dice, mostrando un par de piernas artificiales colocadas en un rincón, con zapatillas de tenis en los pies. "Me hacen doler y se rompen todo el tiempo", precisa.
"Yo no quiero más piernas", dice, precisando: "Todo lo que quiero es una vida, estudiar y una novia".