Cuatro años después de la matanza, los jóvenes laboristas regresan a Utoya
AFP (Agencia France-Presse)
Oslo, Noruega. - Cuatro años después de la masacre perpetrada por Anders Behring Breivik, cerca de mil jóvenes militantes laboristas se reúnen este viernes en la isla noruega de Utoya para celebrar su primer campamento de verano desde entonces.
Su encuentro durará hasta el domingo en la pequeña isla con forma de corazón, en la que 69 miembros de la Juventud Laborista (AUF) fueron asesinados el 22 de julio de 2011. Entre los asistentes habrá supervivientes de la matanza.
"Utoya es un punto de encuentro para jóvenes militantes, un taller político, un lugar para la cultura, el deporte, la amistad y algo que no es menos importante: el amor", declaró Mani Husaini, el líder de la AUF, esta semana.
"Utoya también es el lugar del día más negro vivido por Noruega en tiempos de paz", añadió. "Utoya siempre será el lugar donde recordaremos a los que perdimos, pero volver para el campamento de verano es negarse a que venza la historia más sombría", dijo.
El 22 de julio de 2011, Breivik disparó a sangre fría contra unos 600 participantes de la concentración veraniega de la AUF, sembrando el terror entre los adolescentes atrapados en un pedazo de tierra de 0,12 km2 en medio de un lago.
El extremista de ultraderecha, que acusaba a sus víctimas de promocionar el multiculturalismo, había hecho estallar previamente una bomba cerca de la sede del gobierno en Oslo, a unos 40 kilómetros de distancia, matando a otras ocho personas.
Equipados de mochilas, tiendas de campaña y peluches, los jóvenes militantes empezaron a reunirse el jueves en la isla, protegidos por un amplio dispositivo policial.
Las autoridades noruegas, muy criticadas tras el atentado de Breivik por su falta de preparación, desplegaron esta vez dos barcos policiales y agentes armados.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que era el primer ministro (laborista) en el momento del atentado, acudió a la isla el jueves.
"Es un placer despertarse en Utoya y estar rodeado de tantos jóvenes comprometidos", escribió este viernes en Twitter.
"Da gusto estar aquí pero, por supuesto, también es triste", había dicho horas antes Stoltenberg, que participó en varios campamentos de verano de la AUF en los años 1970.
Otra ex primera ministra, la histórica líder laborista Gro Harlem Brundtland, a la que Breivik quería asesinar, acudirá este viernes a Utoya.
Para su reencuentro con la Juventud Laborista, Utoya ha sido renovada con la construcción de nuevos edificios y la modernización de los antiguos. La cafetería, donde 13 jóvenes fueron asesinados, es el único lugar que conserva los impactos de balas del asesino, un recuerdo de la matanza.
En el bosque se erigió un memorial, un gran cilindro metálico, sobre el que se grabó los nombres de 60 de las 69 víctimas. Los demás familiares se negaron a que el nombre de sus fallecidos estuviera en el monumento.
En Noruega, algunos consideran que es demasiado pronto para organizar una concentración como esa en el lugar de la matanza.
Es el caso de Martin Juul Slyngstadli, que sobrevivió al atentado. "Por supuesto que hay muchas emociones ligadas a este sitio pero me concentro en las emociones positivas", dijo a la AFP el militante de 22 años. "Para mí es importante reconquistar la isla", aseguró.
Breivik, que pretendía acabar con el vivero del Partido Laborista (socialdemócrata), fracasó y su atentado parece haber tenido el efecto contrario porque desde la matanza el número de afiliados de la AUF aumentó en casi un 50%, hasta alcanzar la cifra de 14.000 miembros.
El ultraderechista cumple una condena de 21 años de cárcel susceptible de ser prolongada indefinidamente mientras siga siendo considerado una amenaza para la sociedad.
"Utoya es un punto de encuentro para jóvenes militantes, un taller político, un lugar para la cultura, el deporte, la amistad y algo que no es menos importante: el amor", declaró Mani Husaini, el líder de la AUF, esta semana.
"Utoya también es el lugar del día más negro vivido por Noruega en tiempos de paz", añadió. "Utoya siempre será el lugar donde recordaremos a los que perdimos, pero volver para el campamento de verano es negarse a que venza la historia más sombría", dijo.
El 22 de julio de 2011, Breivik disparó a sangre fría contra unos 600 participantes de la concentración veraniega de la AUF, sembrando el terror entre los adolescentes atrapados en un pedazo de tierra de 0,12 km2 en medio de un lago.
El extremista de ultraderecha, que acusaba a sus víctimas de promocionar el multiculturalismo, había hecho estallar previamente una bomba cerca de la sede del gobierno en Oslo, a unos 40 kilómetros de distancia, matando a otras ocho personas.
Equipados de mochilas, tiendas de campaña y peluches, los jóvenes militantes empezaron a reunirse el jueves en la isla, protegidos por un amplio dispositivo policial.
Las autoridades noruegas, muy criticadas tras el atentado de Breivik por su falta de preparación, desplegaron esta vez dos barcos policiales y agentes armados.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que era el primer ministro (laborista) en el momento del atentado, acudió a la isla el jueves.
"Es un placer despertarse en Utoya y estar rodeado de tantos jóvenes comprometidos", escribió este viernes en Twitter.
"Da gusto estar aquí pero, por supuesto, también es triste", había dicho horas antes Stoltenberg, que participó en varios campamentos de verano de la AUF en los años 1970.
Otra ex primera ministra, la histórica líder laborista Gro Harlem Brundtland, a la que Breivik quería asesinar, acudirá este viernes a Utoya.
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Para su reencuentro con la Juventud Laborista, Utoya ha sido renovada con la construcción de nuevos edificios y la modernización de los antiguos. La cafetería, donde 13 jóvenes fueron asesinados, es el único lugar que conserva los impactos de balas del asesino, un recuerdo de la matanza.
En el bosque se erigió un memorial, un gran cilindro metálico, sobre el que se grabó los nombres de 60 de las 69 víctimas. Los demás familiares se negaron a que el nombre de sus fallecidos estuviera en el monumento.
En Noruega, algunos consideran que es demasiado pronto para organizar una concentración como esa en el lugar de la matanza.
Es el caso de Martin Juul Slyngstadli, que sobrevivió al atentado. "Por supuesto que hay muchas emociones ligadas a este sitio pero me concentro en las emociones positivas", dijo a la AFP el militante de 22 años. "Para mí es importante reconquistar la isla", aseguró.
Breivik, que pretendía acabar con el vivero del Partido Laborista (socialdemócrata), fracasó y su atentado parece haber tenido el efecto contrario porque desde la matanza el número de afiliados de la AUF aumentó en casi un 50%, hasta alcanzar la cifra de 14.000 miembros.
El ultraderechista cumple una condena de 21 años de cárcel susceptible de ser prolongada indefinidamente mientras siga siendo considerado una amenaza para la sociedad.