AFP (Agencia France-Presse)
DAMASCO. - La campaña para las elecciones presidenciales que comenzó este fin de semana en Siria se ha transformado en una glorificación de Bashar al Asad, y en las calles de Damasco nadie duda de su victoria frente a dos candidatos fantasma.
Las calles, los jardines, los edificios de la capital están literalmente inundados de fotos del presidente, que se dispone a iniciar un tercer mandato, mientras sus tropas continúan su guerra contra los insurgentes, que llevan tres años tratando de derrocarlo.
Sin embargo es la primera vez que dos "rivales" se enfrentan a Asad, cuyo clan dirige Siria con mano de hierro desde hace más de 40 años: Maher al Hajar y Hasan al Nuri. Pero estos dos candidatos son totalmente desconocidos por el público.
La palabra "mubayaa" ("plebiscito" en árabe) está en todas partes, aunque teóricamente se trate de la primera elección presidencial en más de 50 años. Estos comicios, calificados de "farsa" por la oposición y Occidente, son una ocasión para el régimen de presentarse como vencedor de la guerra gracias a sus progresos militares en el país durante los últimos meses.
Además del clásico lema "la Siria de Asad" se vieron estos días carteles que rezan que el presidente es "la única elección" en unos comicios que serán organizados solamente en el territorio controlado por el régimen.
Cerca de la ópera de Damasco, Asad es elogiado en los carteles como "la elección de los periodistas y de los intelectuales", así como de "los inversores y los empresarios".
- Carteles en favor de Asad -
"Siria seguirá siendo el antro de los leones" (Asad significa "león" en árabe), y "Sí al que preservó el orgullo de Siria", dicen algunos de los carteles en las calles llenas de coches de Damasco.
En la calle, ante los periodistas, son muy pocos los que afirman querer votar por otro candidato.
"Para nosotros ni siquiera es una elección, es un plebiscito, nosotros queremos que se quede", afirma Maher, en su tienda de ropa de Salhiye, en el centro de la ciudad.
Mayada, una madre de familia de 55 años en el barrio popular de Baramke, asegura, refiriéndose a la oposición en el exilio, que "los otros deben comprender que nosotros sólo lo queremos a él. Los que están en el extranjero son los culpables de nuestro problema", agregó.
El presidente Asad decidió poner su campaña bajo la consigna de "juntos" y lanzó una página Facebook que ya tiene más de 109.000 admiradores, una cuenta Twitter con unos 1.200 seguidores y una cuenta Instagram.
En Mazzé (oeste) algunos optaron por el exceso de celo. "La decisión [de presentar su candidatura] no le pertenece, el pueblo lo eligió", sostiene un cartel dirigido a Asad y firmado por los habitantes.
Ante esta exaltación, los otros dos candidatos parecen insignificantes. Desde que se confirmaron sus candidaturas se muestran discretos, los periodistas no logran entrevistarlos y no han dado ruedas de prensa.
Sus consignas, como "Siria a favor de Palestina" o "en favor de la igualdad social" en un país devastado por la guerra no convencen a nadie.
Sin embargo, algunos no dudan en criticar estos comicios.
"Esto no nos concierne", afirma decepcionado un vendedor de gafas en un mercado.
Dos mujeres jóvenes, elegantemente vestidas, guardaron silencio durante un rato antes de estallar en carcajadas. "Es una broma, una intimidación", dijo una de ellas.
"Él sigue adelante y sólo piensa en sí mismo, sin ver lo que sucede en su país", agregó la otra, refiriéndose a Asad.