De Akihito a Naruhito, la modernización del trono del Crisantemo

AFP (Agencia France-Presse)

Tokio, Japón. - El emperador Akihito, que el lunes admitió la dificultad que tenía para ejercer su cargo, ha sabido modernizar paulatinamente el rígido sistema imperial japonés, abogando a su vez por un mensaje de paz, un legado que el príncipe heredero Naruhito parece querer profundizar.

- Akihito, emperador de la paz -

 
Akihito, 125º emperador nipón, nació el 23 de diciembre de 1933, cuando Japón se encontraba en plena conquista militar en Asia, y tenía 11 años cuando su padre Hirohito perdió el estatuto divino, tras la capitulación nipona en agosto de 1945, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando sucedió a su padre en 1989 al frente de la familia real más antigua del mundo, cuyos orígenes se remontan a 2.600 años, según la mitología, y al siglo VII d.C., según los historiadores, asumió con humildad y sabiduría sus funciones como "símbolo de la nación y de la unidad del pueblo".
Así lo enuncia la Constitución pacifista de postguerra, que priva al emperador de los "poderes de gobierno".
Pese a esta limitación, Akihito ha sabido expresar sus opiniones de manera sutil durante los 27 años de un reinado en nombre del "cumplimiento de la paz" (era Hesei).
"No se identifica con un nacionalismo intolerante", escribe Masayasu Hosaka, autor de una obra sobre Akihito y su padre, que destaca que Akihito rechaza el culto al emperador o la glorificación del pueblo japonés.
El verano pasado, expresó sus "profundos remordimientos" por los actos cometidos por Japón durante el siglo XX, en un momento en que el gobierno de Shinzo Abe reforzaba los poderes de las fuerzas armadas.
A lo largo de su reinado, Akihito, quien estudió Ciencias Políticas en la prestigiosa universidad de Gakushuin, se ha esforzado en cerrar las heridas abiertas por la guerra a través de peregrinaciones a los lugares de las atrocidades cometidas por el ejército nipón en Asia, acompañado de su mujer Michiko.
Antes de acceder incluso al trono del Crisantemo, vapuleó las tradiciones al casarse en 1959 con esta plebeya, hija de un comerciante de cereales que conoció en un club de tenis.
A sus 82 años, este octogenario de voz dulce empujó de nuevo hacia la modernización de la monarquía, al sugerir una reforma de las leyes que contemplen la abdicación del emperador, quien por el momento debe permanecer en el cargo hasta su muerte.
"El legado más precioso que dejarán Akihito y Michiko son sus esfuerzos para poner su prestigio imperial al servicio de los menos privilegiados", estima Kenneth Ruoff, especialista de la universidad de Portland.
El emperador, que goza de un inmenso respeto en Japón, se dirigió directamente a los japoneses por primera vez el 16 de marzo de 2011 en un "mensaje a los afectados" por el sismo y tsunami que dejó cinco días antes 18.500 muertos y desaparecidos, al tiempo que expresó su "profunda preocupación" por la situación en la central nuclear de Fukushima.
 

- Naruhito, en la estela del padre -

 
El príncipe heredero Naruhito, de 56 años, parece seguir la estela de su padre, ya que en varias ocasiones ha llamado a una nueva reforma para que la dinastía imperial entre en el siglo XXI, máxime cuando su rigidez le ha pasado factura sobre todo a su esposa.
"Habrá que redefinir los límites de las obligaciones imperiales para que se adapten a los cambios de nuestro tiempo", declaró hace algunos años el príncipe.
Para el heredero del trono del Crisantemo, Japón no debe minimizar tampoco las atrocidades cometidas por su ejército en el siglo XX y debe mirar "con humildad" el pasado, para trabajar en beneficio de la "paz y la prosperidad en el mundo".
Una vez llegado al trono, Naruhito debería pues promover una monarquía más abierta y accesible, ampliando los esfuerzos de su padre desde hace 27 años y a quien sustituyó en 2012, cuando el monarca se sometió a una operación cardíaca.
Al contrario que Akihito, quien fue separado de sus padres a la edad de tres años para ser educado, los progenitores de Naruhito, nacido el 23 de febrero de 1960, lo educaron ellos mismos, así como a su hermano menor Akishino.
Con un perfil bastante discreto, como su padre al que se parece físicamente, este violinista apasionado del senderismo y de la conservación de los sistemas marinos estudió en la universidad de Oxford (Inglaterra), tras diplomarse en Historia en Japón.
Pero la atención del público japonés se ha centrado especialmente en los problemas de salud de su mujer Masako, como princesa.
Esta brillante diplomática, con quien se casó en 1993, renunció a su carrera para asumir sus nuevas funciones, pero sufrió importantes presiones para alumbrar a un hijo varón y asegurar, así, la sucesión, reservada a los hombres.
Sin embargo, en 2001, la pareja tuvo su primera y, hasta el momento, única hija, Aiko.
La presión sobre Masako se relajó finalmente en 2006, cuando el hermano de Naruhito tuvo un hijo varón, Hisahito, el primer varón en nacer en el seno de la familia imperial en 41 años.


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