Desmontando diez bulos lunares
Público, Madrid, España
Una mentira sideral, selenita podría decirse, mantenida durante 40 años sin apenas fisuras y con el convencimiento incluso del enconado rival en la carrera espacial, la Unión Soviética, cuyo máximo mandatario, Brézhnev, felicitó al Gobierno estadounidense por el logro conseguido... Desde el 20 de julio de 1969 siempre ha habido quien ha negado que el Apolo 11 llegara a la Luna.
Inyección de moral
Según datos de The New York Times, un 6% de los estadounidenses cree que la llegada del Apolo 11 a la Luna fue una ficción concebida "para elevar la moral y el orgullo del pueblo americano". Para muchos, el origen de este mal nacional estaría en los reveses del ejército y el Gobierno de EEUU en la guerra de Vietnam. Pero Eugenio Fernández Aguilar, autor de La conspiración lunar, ¡Vaya timo! (Editorial Laetoli), el libro donde se desmontan las hipótesis conspiranoicas sobre la llegada a la Luna, lo rechaza por una cuestión de tiempos: "El inicio del programa lunar fue en 1961, antes de que comenzaran los primeros desembarcos en Vietnam, en 1965; por lo que la carrera espacial y el viaje a la Luna no pudieron ser diseñados para elevar la moral".El astronauta Aldrin golpeó a un negacionista que lo insultó
Más crítico es Harrison Schmitt, piloto de la última misión Apolo y senador de EEUU, quien atribuye la causa al "pobre estado de la educación nacional" en EEUU y reconoce que, si la gente "quiere negar los hechos de la ciencia y la tecnología, hay poco que hacer: sólo puedo decir que lo siento, porque hemos fallado en su formación".
Las teorías conspiranoicas tienen sus profetas, a quienes los demás descreídos veneran en su supuesta sabiduría desmitificadora. El más notorio de ellos es el norteamericano Bart Sibrel, autor en 2001 del documental Algo extraño sucedió en el viaje a la Luna. Sibrel tuvo un altercado televisivo en septiembre de 2002 con Buzz Aldrin(el segundo hombre que pisó la Luna), quien le propinó un puñetazo después de que el primero, Biblia en mano, lo retara a contar la verdad sobre la mentira de su paseo lunar, tildándolo de "cobarde, mentiroso y ladrón". Pero Sibrel no es el único, sólo el más activo de una corriente iniciada en 1974 por Bill Kaysing.
Negacionismo español
Este escritor estadounidense fue el primero en tenérselas tiesas con los astronautas. En 1974 publicó Nunca fuimos a la luna, título donde desmentía la llegada del hombre al poético satélite con argumentos tales como que no había un cráter bajo el módulo lunar, que en sus patas no aparecía polvo o que las anomalías ópticas de las imágenes eran insalvables desde el punto de vista racional. Ya entonces James Lovell, comandante del Apolo 13, dijo sobre él: "Este tipo está chiflado, su postura me cabrea. Pasamos mucho tiempo preparándonos para ir a la Luna, gastamos mucho dinero, corrimos grandes riesgos, y esto es algo de lo que todas las personas de este país deberían estar orgullosas".El 6% de los estadounidenses aún cree que fue una farsa
El libro de Fernández Aguilar hace un repaso de los principales defensores de las teorías negacionistas, como Ralph Rene y su La Nasa enlunó a América o David Percy con ¿Qué pasó en la luna?, entre otros. También se detiene en la rama española del negacionismo lunar, donde incluye los programas de televisión Planeta Encantado, del escritor Juan José Benítez, o el más reciente Cuarto Milenio, del periodista Iker Jiménez, y los entronca con Santiago Camacho, autor del reportaje ¿Alunizaje o alucinaje?
De la ciencia al chiste
Las teorías conspiranoicas parten en muchos casos de bases supuestamente científicas, para degenerar en ocasiones en el humor. Así, una de las 50 hipótesis desmontadas en el libro tiene más que ver con el chiste que con la realidad. Según ese argumento, el astronauta Michael Collins (el compañero de Armstrong y Aldrin en la primera misión lunar y que no pisó el satélite) se afeitó en el espacio y regresó a la Tierra con bigote. Toda una prueba evidente del montaje. Las indagaciones del autor, sin embargo, muestran que el astronauta ya partió "con una ligera sombra en la zona del bigote" y que no se rasuró durante la misión."Es más sencillo creer la tontería que entender la verdad razonada"