Después de Mubarak, llegó la hora de las reformas en prensa egipcia oficial

AFP (Agencia France-Presse)

EL CAIRO, Rana Moussaoui, (AFP) - Los medios de comunicación oficiales de Egipto deberán realizar una gran "limpieza" en su cerrada estructura, frente a la frustración del público y de los periodistas, tras haber servido durante décadas de instrumento de propaganda al régimen del derrocado presidente Hosni Mubarak.

Después de Mubarak, llegó la hora de las reformas en prensa egipcia oficial
"Cuando las manifestaciones (anti-Mubarak) empezaron, seguíamos la actualidad en la BBC y en Al Yazeera", relata a la AFP Suha al-Naccache, presentadora de la televisión oficial Nile News.
"Nos obligaban a decir que 'la calma había vuelto a las calles de El Cairo' cuando el país estaba en plena ebullición. Fue muy doloroso para mí", dice esta periodista de 41 años.
"Nosotros, que debemos ser la principal fuente de información, pasábamos nuestro tiempo diciendo que no pasaba nada", agrega.
Naccache, quien trabajó durante 20 años en las televisiones estatales, desde entonces informó a su dirección que se "abstenía de ir a trabajar", a la espera de una refundición del sector.
Otros periodistas de la televisión pública siguieron su ejemplo.
Poco antes de la histórica dimisión el pasado viernes de Mubarak, presionado por los manifestantes en la calle, y al sentir que se avecinaba un cambio, los medios de comunicación, acostumbrados a glorificar al rais-presidente- empezaron a adoptar un tono benévolo con los manifestantes.
Pero ni los que protestaban ni sus empleados se dejaron engañar por el cambio repentino y reclamaban una buena limpieza de estos instrumentos estatales.
El domingo, varias decenas de empleados de Al Gumhuriyah, uno de los principales diarios leales al régimen, junto a Al Ahram, se manifestaron ante los locales del periódico en el centro de El Cairo, pidiendo la renuncia de varios responsables.
"Estas ruinas del antiguo régimen, ¡ya no las queremos!", dice Ezzat, técnico que trabajaba para el diario.
"Queremos que el diario escriba sobre el pueblo, no sobre el régimen", añade.
Otros cuentan como "se echaba a los redactores jefe si un día la foto de Mubarak no aparecía en primera página".
"Quienes preparaban el telediario nunca consultaban con los presentadores. No teníamos derecho a la palabra, no podíamos oponernos a ninguna decisión", asegura Naccache.
Cumpliendo con sus funciones de propaganda, los canales 1, 2 o Nile TV emitían muy pocos reportajes sobre los problemas sociales del país pero alababan a menudo la "caridad" del poder al servicio del "gran pueblo de Egipto".
La opacidad en el funcionamiento de este aparato mediático también está cuestionada.
"Mubarak se fue, aunque los mismos dirigentes siguen. Unos dirigentes acostumbrados a que la prensa obedezca a sus órdenes", dice.
Lo más duro es tratar el problema de la corrupción.
Naccache evoca los nombramientos repentinos de directores, salarios "que rondan las 50.000 libras egipcias" (más de 8.300 dólares) y presupuestos ocultos.
"Las decisiones venían impuestas de arriba, al igual que los responsables editoriales, en su mayoría altos cargos del Partido Nacional Demócrata (PND de Mubarak), explica.
Los empleados de Al Gumhuriya, que aspiran mejorar sus salarios y sus condiciones de trabajo, realizaron una "lista de corruptos" a los que "echar fuera", desde el director al redactor jefe.
"Son ladrones, cobramos unas 10 libras (unos 1,6 dólares) diarios mientras que ellos cobran unas cantidades astronómicas. ¡Basta!", lanza Ahmed Aassi, un empleado.
La clave de las reformas, según Naccache, es que la Unión de la radio y de la televisión, que gestiona los medios audiovisuales oficiales, se convierta en un organismo público pero autónomo, al igual que la BBC.
"Es una era nueva. Hay que formatear todo de nuevo", resume.


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