Discrepancias por los refugiados fractura el Gobierno de Merkel

DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)

Berlín. - La crisis del Gobierno alemán escaló hoy un nuevo nivel después de que la Unión Cristianosocial (CSU), socio de la canciller Angela Merkel y responsable de Interior, anunciara su decisión de seguir adelante con sus planes migratorios de manera unilateral si es necesario, sin esperar a una solución europea.

"No quiero ocultarles que estamos ante una situación seria, muy seria", declaró el presidente de la fracción parlamentaria de la CSU, Alexander Dobrindt, después de una reunión con los diputados de su partido, en un encuentro independiente al de su partido hermanado, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel.
Dobrindt informó de que los diputados respaldaron el plan migratorio del ministro de Interior y líder del partido, Horst Seehofer, y apoyaron que se trata "de una responsabilidad directa del ministro de Interior" y por ello debe aplicarse sin esperar a un acuerdo en el seno de la Unión Europea como reclama la canciller alemana.
"Apoyamos todos los esfuerzos para lograr una solución a nivel europea", explicó el político conservador. Sin embargo, recordó que se trata de "un debate muy largo a nivel europeo" lo que hace necesario poder actuar ya sin esperar a una solución dentro de la Unión Europea (UE), señaló.
"Es imperiosamente necesario que los refugiados que ya se han registrado en otros Estados de la UE sean rechazados en la frontera alemana para poder recuperar el orden en las fronteras", afirmó sobre un paso que recordó, se engloba dentro del "Derecho europeo y alemán".
La reclamación de la CSU de negar la entrada a todos los refugiados que ya estén registrados en otros países está en línea con lo establecido en la Convención de Dublín, que señala que cada Estado se responsabiliza de los inmigrantes que pisan por primera vez Europa en su país. No obstante, se dejó de aplicar en plena crisis migratoria en 2015, cuando llegaron a Alemania cerca de 900.000 refugiados, debido a que los países periféricos de la UE estaban desbordados. Ahora Europa se afana por intentar lograr una solución a la cuestión migratoria.
El miércoles por la tarde se reunieron los líderes de la CDU y la CSU en un intento por lograr un acuerdo en la nueva política de asilo. Sin embargo, el encuentro se cerró sin resultados. Consciente de la gravedad, la canciller alemana quiso ganar algo de tiempo hoy dando un paso hacia la conciliación al aceptar devolver en la frontera a los refugiados rechazados ya previamente si intentan de nuevo entrar en Alemania.
Asimismo, Merkel solicitó a los diputados de la CDU apoyo a su política de asilo. Según informaciones de dpa, en una reunión extraordinaria la líder conservadora pidió confianza a los participantes hasta la cumbre de la UE, que se celebrará el 28 y 29 de junio en Bruselas, y donde se debatirá sobre una nueva política comunitaria migratoria.
La mandataria alemana ha abogado en todo momento por una solución europea, pero la CSU no quiere esperar tanto tiempo. "No se cree que se vaya a alcanzar una solución a nivel europeo en pocos días", explicó Dobrindt.
La tensión entre la mandataria y su aliado bávaro viene de lejos. Seehofer se convirtió en el principal crítico de la decisión de Merkel de permitir en 2015 el ingreso incontrolado en Alemania de refugiados de Cercano y Medio Oriente y de África.
De forma insistente, en su condición entonces de dirigente de la región a la que llegaron la mayoría de refugiados, Seehofer no dudó en censurar la gestión de Merkel en público de una manera humillante, incluso sin importarle que la canciller estuviera presente.
En las arduas negociaciones de Gobierno tras las elecciones generales del pasado mes de septiembre, Seehofer puso como condición para firmar el acuerdo entre conservadores y socialdemócratas que la importante cartera de Interior quedara en manos de la CSU, algo que auguraba ya futuras tensiones en el Ejecutivo.
Si Seehofer decide evitar la entrada de los refugiados en la frontera alemana de manera unilateral haciendo valer su poder como ministro de Interior supondrá una declaración de guerra a Merkel.
Para aplicar esta medida no necesita el apoyo de la canciller alemana o del Ejecutivo. La Policía de Alemania debe actuar de acuerdo con las indicaciones del Ministerio de Interior, del que depende.
Esta decisión supondría "de facto" para Merkel y su coalición el fin del Gobierno. Para evitar que actúe de manera unilateral, la canciller podría retirarle la confianza a Seehofer.


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