Disturbios por carestía de la vida en Guadalupe
El Nuevo Diario, Nicaragua
Los manifestantes reclaman un aumento de 200 euros en los salarios más bajos y un recorte de los precios de los productos básicos. Un muerto y seis policías heridos hasta ahora
El primer ministro francés, François Fillon, "condenó firmemente" estos "actos de violencia extremadamente graves". Por su parte, la ministro de Interior, Michèle Alliot-Marie, afirmó que "los pillajes, la violencia contra las personas y los reclamos no serán tolerados" en las Antillas. La titular tiene previsto reunirse hoy con "responsables de las fuerzas de seguridad civil para examinar todas las soluciones que aporten la paz en los territorios de ultramar".
En Baie-Mahault, localidad a 10 km de la capital, un centenar de jóvenes se enfrentaron a los gendarmes. Según el alcalde, Ary Chalus, algunos de ellos dispararon contra las fuerzas del orden, hiriendo a tres agentes e igual dispararon contra el helicóptero en el que llegaba el coronel de la gendarmería", afirmó Chalus, hablando de "escenas de caos".
Llamado a la calma
Ante la ola de violencia en Guadalupe, el "colectivo contra la explotación" (LKP), movimiento que lidera la huelga, hizo un "llamamiento a la calma". El líder Elie Domota pidió no poner en peligro vidas propias ni la de otros, aunque también calificó de "provocación" la actuación de las fuerzas del orden y acusó al gobierno de París de considerar a las Antillas como colonias y de tratarlas con "desprecio".
"El mensaje del gobierno es ante todo lanzar un llamamiento a la calma", afirmó el portavoz gubernamental Luc Chatel en París y agregó que "el lugar de unos y de otros está en torno a la mesa de negociación y no en las barricadas", e insistió en que "no se puede salir de la crisis por la violencia". Chatel recordó que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, recibirá el jueves a los diputados de las Antillas francesas para discutir sobre la crisis.
Esta huelga es el resultado de un profundo malestar económico y social. Los huelguistas reclaman un aumento de 200 euros en los salarios más bajos y un recorte de los precios de los productos básicos.