Disturbios por marcha neonazi en honor a asesor de Hitler en Berlín
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Berlín. - Unos 500 manifestantes neonazis salieron hoy a las calles de Berlín para conmemorar la muerte de Rudolf Hess, el lugarteniente de Adolf Hitler hasta su captura por parte de las fuerzas británicas en 1941.
La marcha de ultraderechistas por el distrito Friedrichshain de la ciudad alemana fue repudiada por cientos de contramanifestantes, algunos de los cuales arrojaron piedras y botellas contra los neonazis.
Unos 2.300 agentes de Policía fueron asignados a preservar la seguridad de ambas partes, evitando choques entre las facciones.
"No hay sitio para los nazis" o "Abuelas contra la derecha" eran algunos de los mensajes que se podían leer en las pancartas de los contramanifestantes, que, convocados por sindicatos, partidos políticos, sectores religiosos y otros grupos de izquierda, lograron superar ampliamente en número a los neonazis.
Los contramanifestantes trataron de impedir el paso de la manifestación, pero fueron desarticulados por la policía. Un portavoz policial dijo que varios contramanifestantes fueron arrestados, pero se negó a dar mayores detalles.
Los neonazis, como suele ser habitual, citaron a sus acólitos cerca de la estación ferroviaria de Berlín-Spandau, en el oeste de la capital alemana y el lugar donde años atrás se encontraba la prisión en la que Hess cumplió condena por sus crímenes.
Pero en este punto sólo se congregaron unas cincuenta personas, por lo cual el centro de la escena pasó a ser Friedrichshain, hacia donde se redireccionó el operativo policial.
Las protestas se celebraron coincidiendo con el 31 aniversario de la muerte de Hess, considerado la mano derecha de Adolf Hitler durante el III Reich.
Hess fue detenido en 1941 después de volar en solitario de Alemania a Escocia con la intención de negociar con los aliados el fin de la Segunda Guerra Mundial, que finalizó en 1945 con la capitulación incondicional de la Alemania nazi.
Hess fue condenado a cadena perpetua en los juicios de Núremberg, en los que sostuvo que no se arrepentía de nada.
La antigua mano derecha de Hitler y vicepresidente del Partido Nacionalsocialista se suicidó en una prisión de Berlín-Spandau en agosto de 1987 al colgarse de un cable eléctrico a los 93 años y es venerado por los neonazis como si fuese un mártir.
La prisión que alojó a Hess durante 40 años fue demolida por temor a que se convirtiese en sitio de peregrinación para neonazis. En ese lugar fue erigido un centro comercial.
Unos 2.300 agentes de Policía fueron asignados a preservar la seguridad de ambas partes, evitando choques entre las facciones.
"No hay sitio para los nazis" o "Abuelas contra la derecha" eran algunos de los mensajes que se podían leer en las pancartas de los contramanifestantes, que, convocados por sindicatos, partidos políticos, sectores religiosos y otros grupos de izquierda, lograron superar ampliamente en número a los neonazis.
Los contramanifestantes trataron de impedir el paso de la manifestación, pero fueron desarticulados por la policía. Un portavoz policial dijo que varios contramanifestantes fueron arrestados, pero se negó a dar mayores detalles.
Los neonazis, como suele ser habitual, citaron a sus acólitos cerca de la estación ferroviaria de Berlín-Spandau, en el oeste de la capital alemana y el lugar donde años atrás se encontraba la prisión en la que Hess cumplió condena por sus crímenes.
Pero en este punto sólo se congregaron unas cincuenta personas, por lo cual el centro de la escena pasó a ser Friedrichshain, hacia donde se redireccionó el operativo policial.
Las protestas se celebraron coincidiendo con el 31 aniversario de la muerte de Hess, considerado la mano derecha de Adolf Hitler durante el III Reich.
Hess fue detenido en 1941 después de volar en solitario de Alemania a Escocia con la intención de negociar con los aliados el fin de la Segunda Guerra Mundial, que finalizó en 1945 con la capitulación incondicional de la Alemania nazi.
Hess fue condenado a cadena perpetua en los juicios de Núremberg, en los que sostuvo que no se arrepentía de nada.
La antigua mano derecha de Hitler y vicepresidente del Partido Nacionalsocialista se suicidó en una prisión de Berlín-Spandau en agosto de 1987 al colgarse de un cable eléctrico a los 93 años y es venerado por los neonazis como si fuese un mártir.
La prisión que alojó a Hess durante 40 años fue demolida por temor a que se convirtiese en sitio de peregrinación para neonazis. En ese lugar fue erigido un centro comercial.