Documental premiado busca atizar debate sobre militarización policial en EEUU

AFP (Agencia France-Presse)

Los Ángeles, Estados Unidos. - Ferguson, agosto de 2014: oficiales con fusiles de asalto, respaldados por un gigantesco lanza granadas, rodean a la multitud furiosa por el homicidio de un joven negro de esta pequeña ciudad de Estados Unidos.

Las impactantes imágenes forman parte del documental "Do Not Resist" (No resistan), que cuenta la transformación de los cuerpos policiales estadounidenses en verdaderas unidades militares y se proyecta desde el fin de semana en cines en todo el país.
La explosiva película busca alimentar el ya amargo debate sobre la aplicación de la ley, luego de una larga lista de muertes de negros por policías, que llevaron a masivas manifestaciones de Ferguson (Missouri, centro) y Charlotte (Carolina del Norte, este) a Chicago.
La pieza ganó en abril el premio al mejor documental del Festival de Tribeca, que se realiza cada año en Nueva York. Su director Craig Atkinson explicó a la AFP que las fuerzas del orden estadounidenses han cambiado de "una mentalidad de garantes de la paz a la de un ejército de ocupación".
Otra escena impactante muestra oficiales en uniformes negros y camuflaje disparando sin parar con armas largas automáticas a objetivos de cartón, como si se estuvieran preparando para una guerra en vez de para "proteger y servir", como es el eslogan de las policías.
Un instructor dice por ejemplo que las fuerzas del orden deben prepararse para todo tipo de ataques, "incluyendo los del Estado Islámico".
 

- Creciente reacción -

 
Los blindados MRAP, que protegen a las tropas estadounidenses de bombas colocadas en las polvorientas rutas de Irak y Afganistán, ahora son frecuentes en Estados Unidos.
Son entregados por el Pentágono a través de un programa de distribución de unidades excedentes, aprobado por Bill Clinton en 1996, que ha transferido el equivalente a 5.000 millones de dólares en material bélico.
Otra escena que impacta es precisamente con el equipo de élite SWAT llegando en uno de estos MRAP a una calle de Columbia (Carolina del Sur, este) para ejecutar una orden de búsqueda en un caso relacionado con drogas.
Los policías, que parecían más bien una división de infantería, destrozaron una casa de familia en una redada que terminó con el decomiso de una pequeña cantidad de marihuana.
Atkinson explicó que su padre, un policía retirado de Detroit (Michigan, norte), trabajó 10 años en un escuadrón SWAT en Nueva York.
"En su tiempo, el equipo intervino 29 veces en 13 años, ahora hace unas 200 redadas al año", destacó.
Y en medio de las explosivas manifestaciones contra los homicidios policiales, sobre todo en comunidades negras, Terrence Cunningham, presidente de la Asociación Internacional de Jefes de Policía (IACP, en inglés), admitió que los oficiales han sido "el rostro de la opresión para demasiados de nuestros ciudadanos".
Indicó además esta semana, en una conferencia de prensa en San Diego (California, suroeste), que la policía necesitaba disculparse por "las acciones del pasado y por su papel histórico en el maltrato de las comunidades de color".
 

- Cultura de guerrero -

 
Los críticos de la militarización de la policía coinciden en el papel fundamental que el SWAT tiene en el combate de los inusuales casos de terrorismo en Estados Unidos, pero insisten que los recursos ya no se usan exclusivamente para ello.
Peter Kraska, profesor de criminología en la Universidad de Eastern Kentucky, destacó cómo las operaciones de este equipo de élite subieron a 50.000 al año, de 3.000 en la década de 1980.
La mayoría de las tareas que tiene este cuerpo altamente especializado están relacionadas con las que llevaron a su creación, como por ejemplo sería una situación de rehenes, un ataque terrorista o un combate a un cartel de droga.
Atkinson sostuvo que uno de los arquitectos de esta "cultura de guerra" policial fue el consultor Dave Grossman, un teniente retirado del Ejército.
"Estamos en guerra y ustedes están en la primera línea de tiro de esta guerra (...). ¿Con qué se pelea la violencia? Con una violencia superior", lanzó Grossman en una conferencia con policías casi hipnotizados con su discurso, y que es mostrado en el documental.
Grossman, que trabaja como consultor, ha dado conferencias en todo Estados Unidos, según su propia página web, y Atkinson cree que su influencia se ha expandido a cada cuerpo de policía del país.
"Policías y ciudadanos interactúan unas 63 millones de veces al año en Estados Unidos. Si asumimos esa forma de pensamiento en una parada de tránsito de rutina, mucha gente terminará siendo asesinada", advirtió.


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