EEUU ratifica aranceles al acero pese a ola de rechazo internacional
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Washington. - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aplicará esta semana los aranceles a las importaciones de acero y aluminio pese a la ola de rechazo internacional contra la medida, anunció hoy el secretario de Comercio, Wilbur Ross.
Por el momento no está definido el día exacto, indicó Ross a la cadena ABC, y señaló que los aranceles afectarán a todos los países, sin excepción. La primera ministra británica, Theresa May, le manifestó hoy a Trump en una conversación telefónica que el Reino Unido está "profundamente preocupado" por la decisión de Estados Unidos.
Un portavoz de Downingstreet 10, la residencia de la jefa de Gobierno británica, dijo que May le trasladó a Trump la opinión de que "la acción multilateral es la única vía para resolver el problema de la sobrecapacidad global" en interés de todas las partes.
China, por su parte, amenazó con represalias si Washington daña los intereses de Pekín, según dijo hoy el portavoz de la sesión anual del Congreso Nacional del Pueblo y viceministro del Exterior, Zhang Yesui, ante la prensa en la capital china.
"No vamos a quedarnos mirando sin hacer nada, tomaremos las medidas necesarias", dijo Zhang, quien recalcó a su vez que China no desea "ninguna guerra comercial" entre las dos mayores economías del mundo.
De China proceden oficialmente el dos por ciento de las importaciones de acero que llegan a Estados Unidos, pero el acero chino también llega a Norteamérica por otras vías, según señalan los expertos.
Sobre las declaraciones de Trump de que una guerra comercial sería fácil de ganar para Estados Unidos, Ross hizo referencia al gran déficit comercial de su país. Son otros países "los que tienen el dinero en el bolsillo". "Tienen mucho que perder", insistió.
Ross rechazó las críticas que apuntan a que los aranceles provocarían la pérdida de puestos de trabajo en Estados Unidos y a la subida de los precios. "La suma total de los aranceles que imponemos es de unos 9.000 millones de dólares al año", explicó. "Esto es solo una fracción de la economía. Por eso es falso que se destruirán muchos puestos de trabajo y que los precios aumentarán".
También los posibles aranceles que podría imponer la UE al whisky Bourbon o a las motos Harley Davidson serían de unos "3.000 millones de dólares o así", una suma "bastante trivial", aseguró.
El secretario también se pronunció acerca de la amenaza de Trump de imponer aranceles a los vehículos de la Unión Europea en caso de que el bloque tome represalias, algo que inquietó a las autoridades europeas.
Estados Unidos realizó tras la Segunda Guerra Mundial todo tipo de concesiones para fomentar la reconstrucción, dijo Ross refiriéndose a Alemania y Japón. Entonces tenía sentido, pero ya no, defendió. Los dos países ya son economías grandes y fuertes. "Hay que anular mucha historia", dijo.
La ministra de economía alemana, Brigitte Zypries, había pedido moderación respecto a esa medida. "Espero que el presidente de Estados Unidos escuche a las numerosas voces sensibles de su país y cambie de opinión", dijo Zypries, miembro del Partido Socialdemócrata.
"El presidente Trump quiere jugar a un juego que nadie puede ganar", destacó, y añadió que imponer cada vez más tasas a cada vez más productos podría poner en peligro el comercio libre y la prosperidad.
Bernhard Mattes, presidente de la asociación alemana de la industria automotriz (VDA), dijo que la industria está observando la disputa con preocupación.
El empesario explicó que los fabricantes alemanes de coches han expandido su producción en Estados Unidos durante años, han dado trabajo a mucha más gente allí y han reducido las exportaciones a ese país.
El año pasado se exportaron desde Alemania al país norteamericano unos 494.000 automóviles, más de un cuarto menos que en 2013, añadió Mattes.
Un portavoz de Downingstreet 10, la residencia de la jefa de Gobierno británica, dijo que May le trasladó a Trump la opinión de que "la acción multilateral es la única vía para resolver el problema de la sobrecapacidad global" en interés de todas las partes.
China, por su parte, amenazó con represalias si Washington daña los intereses de Pekín, según dijo hoy el portavoz de la sesión anual del Congreso Nacional del Pueblo y viceministro del Exterior, Zhang Yesui, ante la prensa en la capital china.
"No vamos a quedarnos mirando sin hacer nada, tomaremos las medidas necesarias", dijo Zhang, quien recalcó a su vez que China no desea "ninguna guerra comercial" entre las dos mayores economías del mundo.
De China proceden oficialmente el dos por ciento de las importaciones de acero que llegan a Estados Unidos, pero el acero chino también llega a Norteamérica por otras vías, según señalan los expertos.
Sobre las declaraciones de Trump de que una guerra comercial sería fácil de ganar para Estados Unidos, Ross hizo referencia al gran déficit comercial de su país. Son otros países "los que tienen el dinero en el bolsillo". "Tienen mucho que perder", insistió.
Ross rechazó las críticas que apuntan a que los aranceles provocarían la pérdida de puestos de trabajo en Estados Unidos y a la subida de los precios. "La suma total de los aranceles que imponemos es de unos 9.000 millones de dólares al año", explicó. "Esto es solo una fracción de la economía. Por eso es falso que se destruirán muchos puestos de trabajo y que los precios aumentarán".
También los posibles aranceles que podría imponer la UE al whisky Bourbon o a las motos Harley Davidson serían de unos "3.000 millones de dólares o así", una suma "bastante trivial", aseguró.
El secretario también se pronunció acerca de la amenaza de Trump de imponer aranceles a los vehículos de la Unión Europea en caso de que el bloque tome represalias, algo que inquietó a las autoridades europeas.
Estados Unidos realizó tras la Segunda Guerra Mundial todo tipo de concesiones para fomentar la reconstrucción, dijo Ross refiriéndose a Alemania y Japón. Entonces tenía sentido, pero ya no, defendió. Los dos países ya son economías grandes y fuertes. "Hay que anular mucha historia", dijo.
La ministra de economía alemana, Brigitte Zypries, había pedido moderación respecto a esa medida. "Espero que el presidente de Estados Unidos escuche a las numerosas voces sensibles de su país y cambie de opinión", dijo Zypries, miembro del Partido Socialdemócrata.
"El presidente Trump quiere jugar a un juego que nadie puede ganar", destacó, y añadió que imponer cada vez más tasas a cada vez más productos podría poner en peligro el comercio libre y la prosperidad.
Bernhard Mattes, presidente de la asociación alemana de la industria automotriz (VDA), dijo que la industria está observando la disputa con preocupación.
El empesario explicó que los fabricantes alemanes de coches han expandido su producción en Estados Unidos durante años, han dado trabajo a mucha más gente allí y han reducido las exportaciones a ese país.
El año pasado se exportaron desde Alemania al país norteamericano unos 494.000 automóviles, más de un cuarto menos que en 2013, añadió Mattes.