EEUU y Rusia se embarcan en una nueva guerra diplomática

DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)

Moscú/Washington. - Seguro que el nuevo embajador ruso en Estados Unidos no se había imaginado que su primer día en Washington sería así. Nada más llegar al aeropuerto, Anatoli Antonov tuvo que pronunciarse sobre el cierre del consulado en San Francisco, exigido el jueves por el Gobierno nortemericano.

Como buen diplomático de carrera, Antonov es consciente de que en una crisis así cualquier palabra puede llevar a un callejón sin salida. De ahí sus prudentes declaraciones: "Ahora tenemos que conseguir orden con calma, tenemos que actuar con tranquilidad y profesionalidad".
Pero en realidad la situación es tensa entre Moscú y Washington. El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, es mucho menos precavido que Antonov. "Observamos algunos ataques", afirmó hoy Lavrov, que domina como pocos el arte de exprimir al máximo los límites de lo diplomáticamente aceptable sin inmutarse.
Los "ataques" a los que se refiere son las exigencias de Estados Unidos de que Rusia cierre su consulado en San Francisco y otras representaciones diplomáticas en Nueva York y Washington. El Gobierno de Donald Trump responde así a la exigencia de Moscú, que pidió a Estados Unidos que reduzca en 755 empleados su presencia diplomática en Rusia para estar equiparados.
"Por supuesto que responderemos con dureza a estas cosas que nos dañan y están impulsadas por el deseo de perjudicar a nuestras relaciones con Estados Unidos", dijo Lavrov ante los estudiantes del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), en el que estudió él mismo en tiempos soviéticos. Según el ministro, Rusia tiene que evaluar ahora la situación.
La disputa diplomática entre las dos mayores potencias atómicas del mundo puede parecer infantil, pero en realidad es la expresión de unas diferencias mucho más profundas. Y es que Rusia y Estados Unidos están muy alejados en las cuestiones más importantes de política internacional.
Según Washington, en la disputa con Corea del Norte está siendo de más ayuda China que Rusia. En Siria ambas potencias tienen intereses contrapuestos, al igual que en Ucrania. Tanto Lavrov como el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, consideran que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo.
Pero si bien hay un diagnóstico, no se está haciendo nada para abordar las causas de esas tensiones. Al contrario, la cosa ha ido a peor. Las fuerzas más contrarias a Rusia del Congreso estadounidense han ganado peso, entre otras cosas porque el Gobierno de Trump no pudo ofrecer resistencia. Contra el propio presidente está en marcha una investigación del FBI para averiguar si su campaña electoral colaboró con Rusia.
Trump intenta acercarse y hace pocos días aseguró que confía en que Estados Unidos tenga magníficas relaciones con Rusia, o al menos buenas relaciones. Pero sin embargo ha firmado, aunque de mala gana, sanciones contra Moscú.
Estados Unidos tiene importantes intereses económicos en los que se interpone Rusia. Por ejemplo, está intentando atacar la posición dominante de Rusia en el mercado de gas europeo. Washington quiere vender su gas en Europa y ya comenzó a suministrar a Lituania y Polonia.
En Moscú están indignados por la política de Estados Unidos respecto a Rusia y consideran una infamia el cierre del consulado de San Francisco. "Eso significa que Estados Unidos está entrando en un punto álgido de la guerra diplomática", advirtió el diputado ruso Leonid Sluzki.
Los analistas están convencidos de que la espiral de sanciones continuará. "No se quedará en esto", tuiteó el politólogo Dmitri Trenin, del Centro Carnegie de Moscú.
También hay llamamientos a poner fin a la política del "ojo por ojo" y a volver a las conversaciones con contenido. El politólogo Andrei Kortunov advierte desde el diario "RBK" que la espiral de contramedidas podrían llevar a una ruptura de las relaciones diplomáticas. "Ni a Moscú ni a Washington les interesa eso", añade.
Lo mismo parece pensar el embajador Antonov. "Para decirlo con palabras de Lenin, no necesitamos un ataque de histeria", afirmó.
Lavrov, que por un lado amenazó con responder con dureza a Washington, aseguró también que Moscú está dispuesto a alcanzar un compromiso respecto a los representantes diplomáticos. "Pero como saben, se necesitan dos para bailar un tango. Por ahora me parece que nuestros socios vuelven a bailar break dance en solitario", declaró.


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