El Parlamento egipcio prorrogó el martes por otros dos años, a pedido del gobierno, la ley sobre el estado de emergencia, instaurado en 1981 tras el asesinato del presidente Anuar el Sadat a manos de islamistas y renovado constantemente desde entonces.
Poco después, el Departamento de Estado norteamericano dijo estar "decepcionado" por la decisión del Parlamento egipcio.
La reacción estadounidense está "muy politizada", declaró el ministro egipcio de Relaciones Exteriores, Ahmed Abul Gheit, en un comunicado. La posición de Washington está, según él, más motivada por "consideraciones internas estadounidenses" que por "la comprensión de la sociedad egipcia".
El gobierno de El Cairo alegó que la ley sólo fue prorrogada para combatir el terrorismo y el tráfico de drogas. La oposición y organizaciones de derechos humanos denuncian que el estado de emergencia atenta contra las libertades políticas y los derechos humanos.