Egipto, ¿un nuevo Afganistán?: los salafistas desatan la polémica
AFP (Agencia France-Presse)
EL CAIRO. - El salafista Hasem Abu Ismail, cuyo partido tuvo un sorprendente buen resultado en la primera fase de las elecciones legislativas, desató una intensa polémica en Egipto al declarar que si era elegido presidente prohibiría los espacios de trabajo con personas de ambos sexos y la venta de alcohol.
A la izquierda, AsShahat, y a la derecha, Naguib Mahfud
La chispa fue lanzada cuando el jeque Ismail, candidato declarado a la futura elección presidencial con el rótulo de "independiente", afirmó que el gobierno debería "crear un clima para facilitar" el uso del velo.
Además, añadió que no permitiría que su hijo se case con una mujer sin velo, porque semejante mujer no sería "una madre adecuada".
"No permitiría que un joven se sentara al lado de una muchacha en un lugar público, porque eso es contrario a las tradiciones sociales", apuntó este ex integrante de los Hermanos Musulmanes durante una entrevista a la cadena privada de televisión CBC.
Ismail considera también que "la mezcla (de sexos) en lugares de trabajo es inaceptable", y que, si dependiese de él, prohibiría "la venta y la fabricación de alcohol", pero dejando a los ciudadanos la libertad de beber en sus casas.
El jeque Ismail no es miembro del partido salafista AnNur, que generó enorme sorpresa al capturar entre 20 y 30% de los votos, según las estimaciones, por detrás de los Hermanos Musulmanes.
Sus propuestas, sin embargo, provocaron la ira de los jóvenes, que llegaron a crear una página en la red internet, "Digamos NO a Hasem Abu Ismail".
"Hasem Abu Ismail es un payaso", publicó un joven internauta en la red social Twitter. "Pero 25% de los electores votaron por él. Espero que esto sea porque esos electores no tienen ninguna experiencia política".
"¡Comenzó el proceso para que nos convirtamos en un nuevo Afganistán!", escribió otro. "Si Abu Ismail gana las elecciones presidenciales, me muero", publicó otro.
Muchos critican a los islamistas de todas las tendencias, a quienes acusan de haber "robado" la revolución que derribó al gobierno de Hosni Mubarak a inicios de año.
"Mi padre, laico, no fue muerto durante la revolución de enero para que Egipto vote por un Hasem Abu Ismail. No, no y 1.000 veces NO", publicó un joven identificado como Faten.
Consultado por la AFP esta semana, Muammad Nur, portavoz del partido AnNur, denunció una "campaña de demonización y difamación" contra los salafistas.
El debate se inflamó cuando otro salafista, el candidato Abdel Monem asShahat, criticó al escritor egipcio Naguib Mahfud, ícono literario del mundo árabe y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1988.
AsShahat afirmó que la obra de Mahfud incitaba al "vicio" porque sus novelas trataban de "drogas y prostitución" y se basaban en una "filosofía atea", declaraciones que provocaron la intensa ira de intelectuales egipcios.
"Si asShahat pudiese mandar arrestar a Mahfud, lo haría", se indignó el novelista Ibraim Abdel Majid al diario independiente Al Masri. Para Majid, las declaraciones de asShahat son "cómicas".
Para el crítico literario Salah Fadl, asShahat debería "hacer un curso de literatura. Debería saber que la literatura y el arte no pueden ser juzgados según criterios religiosos".