El Café Gijón, un bastión cultural español que teme por su pervivencia
AFP (Agencia France-Presse)
MADRID. - Vio pasar por sus mesas a Salvador Dalí y a Federico García Lorca y aunque las tertulias siguen animando sus tardes el Café Gijón, gran referente cultural madrileño, ve peligrar su terraza, lo que podría suponer su cierre tras más de 120 años de existencia.
Café Gijón, en Madrid.
En el último, saltó la sorpresa: una gran oferta económica que los propietarios del Café Gijón no pueden igualar.
"El pulmón económico de la casa está en la terraza, el 60-70% de los beneficios están en la terraza. La dirección echó sus cuentas y si se queda sin terraza, la idea es vender", alerta José Bárcena, camarero y portavoz del Gijón.
Pero ¿quién compraría un negocio privado de su principal atractivo?
La amenaza de desaparición del café, en el que trabajan 42 personas, llevó a un cierre de filas de intelectuales que todavía siguen reuniéndose en torno a sus mesas de mármol como antaño hicieron García Lorca, Luis Buñuel, Ernest Hemingway, Marcello Mastroianni, Truman Capote o Ava Gardner.
"Dalí cazaba moscas en esta terraza", asegura Bárcena, de 56 años, que trabaja desde hace 38 en un establecimiento que en sus más de 100 años sólo ha cerrado en dos ocasiones: durante la Guerra Civil española, convertido en comedor para milicianos, y en los años 80 para realizar unas obras, durante las cuales la terraza siguió abierta.
Las tertulias de intelectuales animaron desde siempre este local, que aún mantiene su imagen añeja con paredes de madera tachonadas de cuadros y grandes ventanales enmarcados por amplias cortinas rojas, que le dan un aire de principios del siglo XX.
"Aquí pasamos ratos escritores, actores, músicos... ratos que son la biografía de la cultura española, y de la cultura europea y de la cultura hispanoamericana cuando viene a Madrid, de modo que ¿cómo van a matar esto que es como una academia?", dice el escritor Juan José Armas Marcelo, sentado en una soleada tarde junto a otros literatos en una mesa de la terraza.
"Me crié aquí, entre poetas, entre escritores, aquí he aprendido mucho más que en la universidad", insiste a su lado su colega, José Esteban, coautor de "El libro del Café Gijón".
Según Bárcena, la historia cultural del local permitió al Gijón superar en otras ocasiones ofertas económicas superiores, pero esta vez la decisión sigue pendiente, aunque él es optimista.
"Está en proceso de adjudicación", dice una portavoz del ayuntamiento madrileño, sin dar cifras de ofertas y recordando que la decisión debería haberse tomado a finales de mayo.
Con una deuda de más de 6.000 millones de euros, la mayor de todos los ayuntamientos españoles y en un contexto de grave crisis, la perspectiva de decantarse por la opción que más pague puede sin duda ser atrayente.
"Comprendo que el dinero sirve para comer y muchas otras cosas, pero hombre, no todo es negocio. No todo tiene que ser competitividad y el que más pague", dice Armas. Asegura que van a hacer todo lo imposible para evitar que cierren el Café Gijón "para poner un banco, poner un restaurante chino o para ponerlo al mejor postor".
Sin embargo, desde el consistorio municipal insisten en que "la terraza no es del Café Gijón, que es sólo quien la gestiona".
La portavoz niega además que la decisión del parlamento regional madrileño, a instancias de la oposición socialista, de instar al gobierno de la comunidad a declararlo Bien de Interés Cultural (BIC) suponga blindar la terraza del café, precisamente porque no es de su propiedad.
Declarar BIC al Gijón supondría no sólo reconocer su importancia cultural sino "impulsar un nuevo atractivo turístico para Madrid, lo que redundará en la creación de empleo", consideró la diputada regional socialista, Amparo Valcarce.
El gobierno regional debe ser ahora quien declare BIC al Gijón, pero que mantenga o no la terraza "es decisión del ayuntamiento", aclaran desde el ejecutivo regional.
"Es el único café literario que existe en Madrid", afirma José Esteban, convencido de que su desaparición "sería una tragedia para Madrid, para la cultura española, sería una catástrofe y no creo que vaya a suceder".