El Vaticano tiende la mano a los lefebvristas tras dos años de tensión
AFP (Agencia France-Presse)
ROMA. - El Vaticano tendió la mano a los integristas del movimiento ultraconservador lefebvrista de San Pío X al proponerles este miércoles en un encuentro en Roma la plena reconciliación si aceptan y debaten algunos principios doctrinales tras dos años de tensiones.

El arzobispo Marcel Lefebvre.
La reunión con Fellay, quien llegó acompañado por dos asistentes, Nikaus Pfluger y Alain-Marc Nély, se celebró a puerta cerrada y en un clima "afable", explicó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.
El Vaticano entregó un documento de tres páginas a Fellay, aprobado por el papa Benedicto XVI y titulado "preámbulo doctrinal", el cual contiene algunos "principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica".
El acercamiento gradual se inició hace dos años después de la grave crisis que generó dentro y fuera de la Iglesia el levantamiento de la excomunión decretada por Juan Pablo II en 1988 a los obispos ultraconservadores del movimiento fundado por el arzobispo francés Marcel Lefebvre y que determinó hace 20 años un cisma.
Si el movimiento ultraconservador quiere reintegrarse a la Iglesia católica deberá responder en un plazo corto - "de meses", aseguró Lombardi- a las propuestas del pontificado alemán.
Todo parece indicar que las autoridades vaticanas ofrecieron al movimiento la creación de una "prelatura personal", como ocurrió en 1982 con el movimiento conservador Opus Dei, fundado por el español Josemaría Escrivá de Balaguer.
En ese caso, el superior es designado por el Papa, no tiene una sede específica ni obispos a cargo, lo que les garantiza flexibilidad e independencia.
Paradójicamente la posibilidad de crear prelaturas personales fue introducida por el Concilio Vaticano II (1962/65), la asamblea convocada por Juan XXII que modernizó a la Iglesia.
En un breve y complejo comunicado, el Vaticano da a entender que será posible debatir algunas "explicaciones teológicas" o "fórmulas particulares" del Concilio Vaticano II, rechazado por los lefebvristas, que llegaron a tachar de "obra del Anticristo" sus posiciones sobre la libertad religiosa y el ecumenismo.
La Fraternidad de San Pío X rechaza toda apertura y renovación dentro de la Iglesia y defiende la celebración de la misa en latín, según el misal de Pío V, del siglo XVI.
En el 2007, Benedicto XVI autorizó a través de un decreto la celebración de la misa en latín, como una respuesta a las exigencias de los integristas.
En enero del 2009 el Vaticano anunció que Benedicto XVI había levantado la excomunión de cuatro obispos ultraconservadores, entre éstos el británico Richard Williamson, quien niega la existencia del Holocausto, lo que generó una ola de protestas dentro y fuera de la Iglesia católica.
Las relaciones son tan complicadas con los lefebvristas que en agosto pasado el mismo Fellay reconoció que "estamos de acuerdo en un solo punto: que no estamos de acuerdo en nada", comentó.
El portavoz del Papa, padre Lombardi, recordó por su parte que el respeto de algunos puntos del Concilio Vaticano son "esenciales" y que no podrán ser negociados ni puestos en entredicho.
Para muchos observadores el ofrecimiento del Vaticano a los lefebvristas es una suerte de ultimátum: se toma o se deja.