"Increíble, impensable, imposible", exclaman los editorialistas franceses, que hablan de "una trampa", "un golpe trapero", "un trueno", del escenario de una novela negra, de una mala película, o de un film policial norteamericano, en tanto que se preguntan a quién beneficia el escándalo.
Christophe Hérigault (La Nueva República, Centro-Oeste) habla del "guión ideal de una muy mala película", mientras que Jerome Glaize (Maine Libre) se pregunta si Strauss-Kahn "no ha caído en una trampa, digna de un policial poco creíble de Hollywood". Didier Louis (Courrier Picard) habla también de un "policial de mala factura" que lleva a la destrucción del político francés.
"Dominique Strauss-Kahn sabía que él mismo era su más peligroso enemigo. Con DSK fuera, queda un campo en ruinas y las primarias (socialistas), más necesarias que nunca", escribe por su lado Nicolas Demorand (Liberación).
Es evidente que "Dominique Strauss-Kahn no será el próximo presidente de la República Francesa", señala Paul-Henri du Limbert (Figaro), que agrega que "la izquierda ve desaparecer el escenario que anunciaban los encuestadores, que predecían para DSK casi una elección de mariscal en 2012".
"¿A quién beneficia el escándalo?", se pregunta Juan Pablo Brunel (Ocean Press). "El principal beneficiario de la probable eliminación de DSK se llama Nicolas Sarkozy. El presidente ve a su principal oponente con un buen rabo de paja y al PS en la incomodidad y a la opinión pública obligada a deslindar entre un izquierdista sospechoso de ataque sexual y un candidato de derecha, futuro padre de familia, con los lazos sagrados del matrimonio", dice.