El apoyo a Israel pesa sobre los propósitos de Obama para Oriente Medio
AFP, Agence France-Presse
EL CAIRO, Christophe de Roquefeuil, (AFP) - Desde su discurso en El Cairo hace un año, el presidente Barack Obama había mejorado la imagen de Estados Unidos en el mundo musulmán, pero sus estrechas relaciones con Israel, que quedaron una vez más en evidencia tras el ataque a la flotilla de Gaza, desdibujan su mensaje, según expertos árabes.

La reacción estadounidense, indulgente con Israel pese a la conmoción mundial que provocó el asalto sangriento de las fuerzas israelíes, "inclina la balanza en favor de aquellos que piensan que no hizo más que retórica", añadió.
Washington obró en la ONU por una declaración que evita que la responsabilidad del inicio de la violencia recaiga explícitamente sobre el Estado hebreo.
Las reacciones estadounidenses comedidas con Israel también pusieron de relieve las relaciones privilegiadas entre los dos países, algo que el mundo árabe reprocha a Washington.
Dentro de este contexto, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, anunció este miércoles que pedirá a Obama "decisiones valientes para cambiar la faz" de Oriente Medio.
Según Antoine Basbous, del Observatorio de Países Árabes de París, este asunto puede multiplicar la sensación de que "Estados Unidos es el padrino internacional de Israel".
Pero también destaca que Washington supo, tras el discurso de Obama, impulsar progresos anhelados en el mundo árabe y musulmán.
También abandonó la referencia a la "guerra contra el terrorismo", manida por su predecesor George W. Bush y considerada a menudo como un pretexto para aplicar una política hostil al islam.
Washington apoyó asimismo, pese a la oposición de Tel Aviv, el acuerdo de la Conferencia de seguimiento del Tratado de No Proliferación (TNP), que señala con el dedo las actividades nucleares del Estado hebreo, recalca Basbous.
Desde hace un año -añade- los países árabes moderados "estiman que hay una inflexión" en varios puntos de la política estadounidense, pese a "reconocer que no hizo milagros".
Deseoso de romper con Bush, Obama pidió desde la capital egipcia un "nuevo comienzo" entre Estados Unidos y el mundo musulmán, "fundado en el interés y el respeto mutuos".
El discurso, dirigido a 1.500 millones de musulmanes en el mundo, fue difundido por más de 30 televisiones de Oriente Medio y levantó muchas expectativas.
Paul Salem, del Carnegie Middle East Center de Beirut, opina que "Barack Hussein Obama, con su nombre y su discurso, calmó el juego en gran medida" con los musulmanes.
Pero la ausencia de resultados en el apartado israelo-palestino pone de manifiesto sus límites, aunque los árabes reconocen que no lo tiene nada fácil frente al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
"La incapacidad, o la falta de voluntad, a ejercer una auténtica presión sobre Israel constituye una verdadera decepción para el mundo árabe", afirma Paul Salem.
"Hay un cambio en las declaraciones y los anuncios estadounidenses desde el discurso de Obama, pero esta diferencia no se tradujo en cambios cruciales sobre el terreno", estima Samir Awad, profesor de relaciones internacionales en la universidad palestina de Bir Zeit.