El bien y el mal vuelven a enfrentarse en festival anual en Panamá

AFP (Agencia France-Presse)

PORTOBELO, Juan José Rodríguez, (AFP) - El demonio, reencarnado en los antiguos colonizadores europeos, volvió a intentar esclavizar al hombre negro, quien una vez más resistió por sus ansias de libertad en el Festival Anual de Diablos y Congos, celebrado en la localidad panameña de Portobelo.

El bien y el mal vuelven a enfrentarse en festival anual en Panamá
Desde la mitad del siglo XVI se representa en Portobelo, ciudad del atlántico panameño donde los europeos traficaban con esclavos negros, esta fiesta alegórica.
Habitantes del lugar olvidan por momentos sus problemas llevando diabólicas máscaras, hechas unas de barro y otras de cartón y papel de aluminio, yuca y harina. Lo acompañan de un disfraz de tela roja y negra y un rudimentario calzado de plumas.
Por otro lado, otro grupo visten con harapos y collares además de llevar sus caras pintadas con carbón. También llevan muñecos de bebés colgados en sus cinturas. Ellos son los "congos".
"El mal es representado por los diablos que representan al español esclavista, al patrón de la plantación y los "congos" representan al negro rebelde que no quiere ser esclavo", dijo a la AFP Roberto king, productor del Festival de Diablos y Congos.
Esta ciudad fue durante los siglos XVI y XVII uno de los principales puertos y punto de trasiego de toda la riqueza de América, incluído el tráfico de esclavos.
"Este festival es la herencia de los esclavos negros que escaparon de las plantaciones, fueron a la montaña, se conviertieron en cimarrones y crearon espacios donde mantuvieron viva su cultura", dijo King.
"Lo que se celebra es la lucha del bien contra el mal", dijo a la AFP el escritor panameño Nolis Boris Góndola, quien asegura que los negros fueron "atesorando en su memoria" el maltrato que portugueses, holandeses y españoles les dieron durante su traslado de África hacia Portobelo.
Por eso, dentro de uno de sus rituales (llamados cultura conga) que desarrollaban en la clandestinidad "incluyeron la figura de la maldad, esa figura que los esclavizó y los maltrató en el camino y que hoy se ve representado como el mamonia o diablo", añadió.
Durante un acto al que acuden miles de personas todos los años, diablos y congos escenifican diversas danzas, al son de la música caribeña, donde al final el demonio es derrotado, se le hace un exorcismo para cristianizarlo y se le quita la máscara.
"El diablo era el hombre blanco, aunque hoy ya no podemos decir eso porque la maldad se encuentra en todas partes", dijo Góndola.
"Siempre derrotamos al diablo. Lo amarramos y lo bautizamos asi que nunca puede con nosotros", dijo a la AFP, Modesto Araujo, quien desde hace 20 años hace de uno de los personajes de los "congos".
"El diablo es lo más malo que hay. Pero me siento bien haciendo su papel porque apoyo la cultura. La gente piensa que vestirse de diablo es querer ser un diablo, pero eso no es así", dijo Álvaro Zapata, de 25 años y quien desde niño hace el papel de diablo.
"El diablo es más interesante. Lo hago porque es una tradición y desde chico siempre me ha gustado esto", dijo Antonio Esquina.


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