El conflicto también roza al deporte

Clarin, Argentina

A una tenista israelí le pidieron que se retirara en Auckland. Y un equipo de básquetbol tuvo que dejar de jugar en Turquía.

El conflicto también roza al deporte
El deporte nunca fue, ni será, ajeno a lo que pasa en la sociedad. Siempre los sucesos de un país, o incluso del mundo, rozan a los eventos deportivos. No es la excepción el conflicto bélico que hoy se lleva las tapas de los grandes diarios del mundo: los ataques de Israel a la Franja de Gaza. En distintas partes del mundo repercutió el conflicto israelí-palestino. A una tenista israelí, el grupo de Paz y Justicia neocelandés le pidió que se retirara del torneo de Auckland. En básquetbol, fue suspendido el partido de la Eurocopa entre el equipo turco Turk Telecom y el israelí Bnei Hasharon, por una protesta de espectadores que obligaron a la intervención de la policía. También, por miles de razones lógicas, esta guerra cambió la rutina del alemán Lothar Matthaus, técnico del Maccabi Netanya, y del argentino Isidoro Naón, jugador del Hapoel Ashkelon.

La ofensiva iniciada el 27 de diciembre contra Hamas, el grupo palestino que controla Gaza, volvió a poner esa zona en el centro de todo. Por eso, los distintos casos que son una consecuencia de esa guerra fueron saliendo, de a poco, a la luz. La tenista Shahar Peer (39° del ranking mundial) desoyó la petición del grupo Paz y Justicia, que le había solicitado que deje el torneo de Auckland. La quinta cabeza de serie hizo oídos sordos y derrotó en segunda ronda a la checa Barbora Zhlavova. Ella manifestó que "no tengo nada que ver con todo esto. Yo vine aquí para jugar al tenis". Y el grupo anunció que mañana en el choque por los cuartos de final realizarán protestas en la entrada al estadio por motivo de un plan de boicot internacional contra Israel.

"Israelíes asesinos, fuera de Palestina", gritaban los hinchas turcos ayer en Ankara en la previa del encuentro por la Copa europea de básquetbol contra el Bnei Hasharon. Cuando ingresaron los jugadores israelíes, les tiraron monedas y encendedores, y también trataron de entrar a la cancha. El partido, por seguridad, fue postergado. Se retiraron con el grito del público "Dios es grande" e "Israel asesino", y también un grupo extremista incendió una bandera israelí.

La vida también le cambió al alemán Matthaus, ex campeón del mundo en Italia 90. Llegó en junio al Maccabi Netanya, y desde ese momento se tuvo que acostumbrar a cosas que antes no le sucedían. "Hay que entender que no tengan la cabeza despejada", reconoció. Además, siete jugadores de su plantel dejaron entrenamientos para ir con el ejército y en cualquier momento pueden ser citados para ir a la guerra. El trata de bajar la tensión y aseguró que "la situación no es agradable, pero en el extranjero se tiene una idea un poco equivocada". Por precaución, la Federación israelí de Fútbol suspendió ya todos los partidos del próximo fin de semana.

Y un futbolista argentino, Isidoro Naón, confesó que "me mudé de Ashkelon a Tel Aviv porque era muy peligroso quedarse en la ciudad. Era un infierno. Caían entre 20 y 25 bombas por día". Tiene 21 años, juega en el ascenso del fútbol de Israel desde julio del año pasado y hasta hace una semana vivía a 20 kilómetros de Gaza. "Mi departamento, al igual que el resto de las viviendas, tiene una pieza de seguridad. Es blindada y sin ventanas. Entonces, cuando sonó la alarma entré para protegerme y no me pasó nada", explicó. Y agregó: "El último entrenamiento se suspendió. Y tuvimos suerte, porque cayó una bomba en la cancha auxiliar donde íbamos a practicar".

Esa es la realidad que hoy toca vivir por una guerra, y el deporte no está ajeno.


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