El día en que los masones tomaron Washington
Publico, Madrid, España
Dan Brown no se mide en palabras si no en cifras. 80 millones de ejemplares vendidos de El código Da Vinci. 758 millones de dólares en taquilla de su versión cinematográfica, protagonizada por Tom Hanks. Otros tantos artículos escritos a favor y en contra. Y hoy, cinco millones de copias de la tercera entrega de las aventuras de Robert Langdon, repartidas por todas las librerías de Estados Unidos.
El anticipo es el último capítulo de una cuidadosa campaña de publicidad. Empezó con pistas en Twitter en junio y, desde hace una semana, el programa más popular de la mañana televisiva estadounidense, Today Show, ha desgranando detalles sobre el libro.
El New York Times desvelaba ayer algo más: El símbolo perdido es como El código Da Vinci pero en Washington, afirmaba su crítica literaria, Janet Maslin. Y lo ha dejado bastante bien. "Muchos autores populares (Thomas Harris) han escrito libros horribles (Hannibal) después de tremendos éxitos (El Silencio de los Corderos). Brown da un toque sexy a un género que parecía muerto", escribía Maslin. "El libro funciona aunque se parezca peligrosamente a un clon".
Un lanzamiento casi secreto
Anoche, algunas librerías alargaron sus horarios hasta medianoche para satisfacer a los más entusiastas. Y páginas como Amazon, donde la lista de espera ha batido récords, se preparaban para una avalancha y "uno de los eventos editoriales más importantes de todos los tiempos"."¿La economía va mal? No es casualidad. Es porque unos tipos ricos se reunieron en Praga y decidieron"
Estos meses, su editorial, Random House, ha mantenido El Símbolo Perdido en total secreto. "Muy poca gente ha tenido acceso al libro. Sólo unas cinco personas, así que su contenido está bien guardado", aseguraban desde el grupo, que sacará el libro en EEUU, Canadá y Reino Unido. De lo poco que se ha filtrado de su historia, se sabe que Brown ha vuelto a su mundo de sociedades secretas y misterios ocultos, en este caso de los masones en la capital estadounidense, Washington. Como reconocía el autor en la entrevista de Parade, "me fascina el poder, especialmente el oculto, el poder en la sombra, como el de la Agencia de Seguridad Nacional o del Opus Dei; la idea de que las cosas pasan por motivos que no vemos claramente. Me recuerda un poco a la religión, donde nada ocurre al azar: si hay una tragedia en mi vida es porque Dios me está poniendo a prueba o me está mandando un mensaje. Eso es exactamente lo que hacen los aficionados a las teorías conspirativas. Dicen: ¿La economía va mal? No es casualidad. Es porque unos tipos ricos se reunieron en Praga y decidieron"
Brown confesaba también que le había costado volver a escribir después del apabullante fenómeno de El código. Su vida no es la única que ha cambiado. Igual que El Código... popularizó Roma, El símbolo... promete atraer nuevos turistas a la capital estadounidense. Hace unos días, el Washington Post advertía a sus lectores de que su ciudad estaba a punto de ser danbrownizada. El templo masónico de la calle 16 ya se prepara para la avalancha de nuevos visitantes.